NOTA DE LA REDACCIÓN: Anamaría Sir de la Fuente es periodista de la Universidad Católica, con amplia experiencia en el área de Relaciones Públicas e Imagen Corporativa de empresas nacionales e internacionales por más de 35 años, así como en Televisión, Radio y Prensa escrita. Hoy, dedicada a escribir biografías e historias familiares para terceras personas, nos cuenta sobre uno de sus viajes de ensueño.

 

TEXTO: Anamaría Sir de la Fuente. FOTOGRAFIAS: Anamaría Sir y Wikipedia.

 

Enclavada en el sur de Francia, en plena región de Occitania, está la impresionante ciudad de Carcassonne, clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que goza de una reputación internacional muy bien merecida. Yo fui allí por primera vez el 2019, en una visita por el día, en el marco de un crucero por el Mediterráneo, que realizamos con mi marido e hija para celebrar nuestros 30 años de matrimonio. Uno de los puertos donde nos detuvimos fue Sète y desde ahí tomamos un bus a Carcassonne, específicamente a la Ciudad Medieval o La Cité, como comúnmente la llaman. En esta segunda oportunidad, mi visita fue más extensa pues nos alojamos por tres días en un hotel precioso en los alrededores de La Cité -acompañada por mi papá y una amiga- y reconozco que en este viaje quedé aún más sorprendida de la ciudad y sus alrededores.

 

 

Es impactante, por decir lo menos, ver el majestuoso Castillo de los Vizcondes que está en el corazón de la ciudad fortificada, que es única en Europa y reconocida como uno de los conjuntos medievales mejor conservados del mundo. Allí se filmaron escenas de las películas de Hollywood como «Robin Hood», con Kevin Costner; «Juana de Arco», del director Luc Besson; y ahí vivió durante mucho tiempo nada menos que Walt Disney, quien se inspiró para múltiples escenas de sus dibujos animados en sus torres de observación, fortificaciones de murallas dobles y el puente levadizo, todas construcciones que se realizaron entre los siglos XII y XIII, y que son, sin duda, una verdadera joya arquitectónica.

 

 

Alrededor del castillo hay muchos locales comerciales donde se ofrecen productos de la zona, como jabones, quesos, licores y fiambres, entre otros, además de artesanías, souvenirs y atractivos restaurantes donde se come muy bien. La primera noche fuimos a La Barbacane, un centenario restaurante con estrella Michelin en el corazón de La Cité, que ofrece una atmosfera excepcional en su majestuoso comedor, sus vistas únicas al castillo y una gastronomía de primera a cargo del chef Jérome Ryon.

 

 

Muy cerca de ese sector, a sólo 30 kilómetros hacia la costa mediterránea, está la abadía de Fontfroide, un lugar de belleza exquisita fundado en 1093 por los benedictinos, que destaca por su iglesia del siglo XII, su claustro del siglo XIII y su abundante variedad de especies vegetales, en especial, sus más de 2.500 rosales de distintas variedades y colores. Otro lugar que vale la pena visitar es la plaza central ubicada en la parte moderna de ciudad -la Place Carnot-, que ofrece a su alrededor, restaurantes, bares y locales comerciales, y posee una gran fuente de agua hecha en mármol donde se luce una imponente estatua del mítico Neptuno, dios romano del mar, conocido como Poseidón por los griegos.

 

 

En definitiva, puedo afirmar que Carcassonne es una ciudad que cautiva y encanta, y es sencillo quedarse pues posee una amplia y variada oferta hotelera. Nosotros estuvimos en el Domaine d’Auriac – Relais & Châteaux, un hotel boutique precioso que tiene un magnífico restaurante galardonado con una estrella Michelin y un campo de golf muy atractivo y bien mantenido, donde según nos contaron, suelen aparecer jabalíes salvajes, especies autóctonas de la zona. Carcassonne es un imperdible si visitan el sur de Francia. ¡Recomendación 100% segura!