No sin antes despedirme de Washington DC (el Distrito de Columbia, como se denominó a la capital federal en homenaje a Cristóbal Colón) tomando su City Tour.

 

 

Si uno dispone de poco tiempo, mi sugerencia para dimensionar el lugar donde uno está es tomar el City Tour, en que usted puede bajarse donde quiera y conocer los más de 20 puntos turísticos que lo fascinarán. En el centro mismo de DC, verá que al alcance de su mano está el Lincoln Memorial, el Capitolio, el Obelisco, el Jefferson Memorial, el cementerio de Arlington y tantos otros monumentos, museos e instituciones internacionales que le traerán al presente pura historia.

 

 

Yo había llegado a Washington, gracias a Copa Airlines,  y quise regresar a través de la misma aerolínea desde Nueva York. Mi plan: unir ambas ciudades vía Amtrak, desde Union Station en DC hasta Penn Station en Manhattan. Un tramo de 3 horas en que pasaríamos por Baltimore, Filadelfia, Wilmington y Newark, hasta llegar la Gran Manzana… No quiero restarle ni un ápice a la grandeza de Nueva York, ciudad que recibe a 70 millones de turistas al año. Es el centro neurálgico de la economía mundial, una de las ciudades más globalizadas del planeta, con una diversidad cultural impresionante y una de las pocas ciudades del mundo que es sede de varias instituciones internacionales sin ser la capital del país. Sin embargo, regresar a ella después de tanto tiempo- a nivel calle- me costó adaptarme.

 

 

Antaño yo no me perdía los teatros de Broadway y me reía diciendo que me hubiese quedado a vivir, aunque fuese vendiendo naranjas en una esquina. Ahora, en cambio, no lo podía creer. Era tal la cantidad de gente, tal el taco de autobuses, tal el ruido ensordecedor, que me pregunté: “¿A dónde he llegado?” . Urgente a familiarizarme con lo que recordaba. Como Times Square, donde había recibido con emoción la llegada del nuevo siglo. Hoy, como contrapunto, saltimbanquis haciendo piruetas, rodeados de turistas, con radios a todo volumen; inmigrantes con dificultad para comunicarse en inglés; transporte detenido hasta en la Quinta Avenida, que imposibilitaban admirar la Catedral San Patricio. Y yo que recordaba el agrado que me producía sentarme en sus gradas exteriores y observar gente al pasar…

 

 

Pero, no se preocupe. Manhattan vuelve a sorprendernos. Si antes lo importante era el Upper West Side con sus sitios icónicos (como el Metropolitan Museum of Art -cuya última colección arrobó al mundo de la moda con la Met Gala 2024 en mayo pasado- o el MoMa (The Museum of Modern ArtI, el Empire State, el Rockefeller Center, Central Park o el Museo de Historia Natural, entre otros), la frescura resurgía ahora en el South West, con Chelsea y sus galerías de arte, los Hudson Yards y los nuevos rascacielos que se suman al sector. Como The Edge, la plataforma más grande al aire libre construida en el Hemisferio Occidental, según apunta Deloitte, su empresa constructora. El edificio de oficinas con la mejor vista a la ciudad desde su terraza triangular (posible de visualizar desde Central Park hasta la Estatua de la Libertad), ubicada en el piso 100 del edificio Hudson Yards 30, un rascacielos de 387 metros de altura y donde usted se sentirá literalmente en el cielo.

 

 

Así mismo, Chelsea y sus galerías de arte son otro imperativo, comenzando en la calle 24, entre la 10ª y la 11ª Avenida, donde usted observará espacios artísticos más sofisticados, exclusivos y que constituyen un placer recorrer, ya sea ingresando a las galerías que están  a nivel de calle, o subiendo en ascensor a los edificios de la calle 23, que muestran en cada uno de sus pisos múltiples manifestaciones culturales.

 

 

Específicamente en la intersección de la calle 23 con la 11ª, suba por sus escaleras o en ascensor transparente que está a pasos de la esquina (no se perderá porque el único local comercial que existe en el sector es la CVS Pharmacy), y se encontrará de lleno con el High Lane, el paseo urbano que se ha convertido en uno de los lugares más frecuentados por los neoyorkinos amantes de lo alternativo. Todo un recorrido que lo llevará a lo largo de un cuidado jardín botánico (los Hudson Yards) que lo invitarán hasta a meditar.

 

 

Igual como en Washington, si tiene poco tiempo en NY, tome el City Tour que lo orientará a sectores que son un must: como bajarse en las cercanías del One World Trade Center, sitio de las ex Torres Gemelas en que se construyó el 9/11 Memorian and Museum en Lower Manhattan, y al que se insta a todo americano a visitarlo, por lo menos una vez en la vida. Además de Greenwich Village, SoHo, Little Italy (entre medio las tiendas de mayor lujo) e incluso la Estatua de la Libertad.

 

 

Si en Manhattan estuve 3 noches, reconozco que me faltó mucho aún por conocer. Aquí la imagen que guardo de mi último amanecer, antes de emprender rumbo desde mi hotel al Kennedy International Airport, que me traería a casa definitivamente.

 

 

Viaje: Gentileza Copa Airlines

Diseño webpage: María Eugenia Vargas