Texto y fotografías: Erika Luters Gamboa
Confieso que siempre que pensé en viajar a Marruecos lo hice con la película Casablanca en mente. Visitar el Café de Rick y conocer ese lugar me atraía muchísimo. Finalmente fui, pero no encontré ni rastros que recordaran la película, ya que fue enteramente filmada en Hollywood: Ingrid Bergman y Humphrey Bogart jamás pusieron un pie en esta ciudad, la más grande de Marruecos. Estando allá me di cuenta que lo de la cinta era lo de menos, pues descubrí el Marruecos de hoy: un país musulmán abierto al turismo y en vías de modernización, pero sin abandonar su milenaria historia y sus costumbres más ancestrales. Si uno recorre el país por tierra nota la pobreza de la mayoría de sus 36 millones de habitantes, impresión que las cifras reafirman. Según su PIB per cápita (2.786 euros en 2018), Marruecos ocupa el puesto 128 en la lista mundial de 196. Este reino logró su independencia de España y Francia en 1956 y hoy es una monarquía constitucional. Un país cautivante por sus colores y sabores.
CASABLANCA
Llegué a Casablanca (Anfa, en lengua bereber) desde Lisboa en la impecable línea nacional Royal Air Maroc. La música árabe y la pantalla de televisión en el mismo idioma fueron el primer anticipo de lo que vendría más adelante. El vuelo dura poco más de una hora y desde las alturas se puede comprobar la cercanía que existe entre el norte de Africa y Europa. Pese a lo corto del viaje, nos sirvieron una rica colación de media mañana y les puedo comentar que el yogurt es un imperdible en Marruecos.
A la ciudad, de unos casi 7 millones de habitantes, llegué una tarde de domingo y en plena celebración del mes sagrado del Ramadán, cuando los musulmanes observan un ayuno que incluye no comer, ni beber (ni siquiera agua), no fumar, ni tener relaciones sexuales durante el tiempo que transcurre entre que el sol sale y se pone. Durante el día, el recogimiento se nota en las calles. Esa tarde había muy poca gente y el 90 % de los locales, incluidos los restaurantes, estaban cerrados.
Eso me permitió conocer sin aglomeraciones el máximo atractivo de Casablanca: la mezquita de Hassan II. Su impresionante minarete de casi 200 metros de altura se distingue desde lejos y, a medida que uno de aproxima, se comienza a apreciar la majestuosidad del templo que está encallado en las aguas del océano. El rey de Marruecos -Hassan II (1961-1999)- eligió ese lugar para construirla no por capricho, sino porque uno de los versículos del Corán dice que “El trono de Alá se hallaba sobre el agua”. Sus dimensiones son impresionantes y lo que nos cuenta el guía sobre su tecnología también. Por ejemplo, para la ventilación en verano su techo se abre de forma automática y en invierno el suelo cuenta con calefacción. Las puertas son eléctricas y está hecha a prueba de terremotos. Tiene una capacidad de aproximadamente 90 mil personas: 20 mil en el interior del templo y 70 mil en la enorme explanada exterior. El edificio no solo alberga la mezquita; también hay una escuela coránica (madrasa), salas de conferencias y una biblioteca. En el subterráneo están los baños. La mayoría de ellos, al igual que en las siguientes partes que visitaré en Marruecos, son de hoyo (al principio complica, pero uno de acostumbra). Como estaba todo cerrado, mi primer almuerzo en Marruecos, increíble, fue en un McDonald’s. Claro que este estaba ubicado en la zona costera de Ain Diab, también conocida como La Cornisa, una avenida junto al mar llena de restaurantes, muchos de ellos con piscinas privadas y discotecas.
FEZ
Es la ciudad más antigua de Marruecos, y la medina fortificada Fez-el Bali -que data del siglo VIII- es uno de sus principales atractivos. Los países árabes llaman medina a la ciudad antigua. La de Fez tiene unas dimensiones imposibles de abarcar para el visitante (y para cualquier humano). Yo la recorrí durante casi todo un día. En su interior los olores, colores y, por supuesto, su gente, son toda una experiencia. Nos advirtieron que perderse adentro era fácil….volver a encontrarse es lo difícil. Es un verdadero laberinto, así que hay que poner atención a las indicaciones y hacer caso de los guías. Está considerada la medina más grande del mundo. Tiene nada menos que 300 barrios y 9 mil callejones. Aún hoy, en su interior habitan cerca de 500 mil personas. Sus callejuelas con muy estrechas. Pero, eso no impide que por ellas circulen -a toda velocidad- motos, carros y mulas. Hay sectores donde el aroma a las especias lo inunda todo. Es admirable el arte con que colocan cada producto a la venta, cerros de cúrcuma, curry y otras no especificadas forman un arcoiris de colores.
Los tradicionales dulces, con mucho almíbar, son una tentación a cada paso. Los chebakia, unas masitas fritas que luego de ser sumergidas en miel las espolvorean con sésamo, son una delicia. Uno no se puede ir de la medina sin visitar el barrio de los curtidores, donde se ve cómo procesan los materiales y el trabajo de los artesanos. Vale la pena conocer esto pese al mal olor, producto de la mezcla de excremento de paloma y cal con que son tratados los cueros. La curtiduría de Chouwara es una de las más importantes y desde el tercer piso del edificio hay una vista privilegiada. Tratando de no respirar por la nariz y premunidos de hojas de hierbabuena, que amablemente nos entregan a la entrada, llegamos a la terraza. Desde ahí se ven unos cuadrados donde se sumergen los cueros de cabra, cordero, vaca y camello, para luego teñirlos con colorantes naturales. A la salida, en una amplia y fresca sala de exposición, apreciamos los productos como chaquetas, carteras o cualquier objeto de cuero que se pueda imaginar.
MARRAKECH
Mi última parada en Marruecos es Marrakech. Finalmente estamos en la ciudad que yo imaginé como la más fascinante de este país. Y no me equivoqué. El panorama es totalmente distinto a todo lo que había visto antes en Marruecos. Aquí la mayoría de las edificaciones no tienen más de cuatro pisos y son de color ocre o rosado. Mi guía explica que es por las altas temperaturas. Si los edificios fueran blancos el reflejo del Sol sería demasiado fuerte. Al igual que en el resto del país aquí también observan el ramadán, pero es más notorio. Cuando el sol se pone (aproximadamente a las 19:30) se escucha el llamado de las mezquitas para la oración. Luego todo el mundo sale a las calles y queda atrás la tranquilidad que se aprecia en el día. Los parques y plazas se ven repletos de familias que comparten la comida que durante el día las mujeres han preparado con esmero. Marruecos es un país tremendamente machista y eso se nota más en los días del Ramadán. Durante las horas de ayuno uno ve a los hombres que solos o en grupos están sentados esperando la puesta del sol; en cambio, como decía, son ellas las que trabajan comprando y preparando los alimentos que comerán por la noche. Imperdible en Marrakech es el espectáculo en Chez Ali. Es un gran centro de eventos a las afueras de la ciudad donde después de una comida típica, amenizada por cantantes típicos, hay un desfile y espectáculo de caballos, camellos y odaliscas. Ojo, no se le ocurra pedir un trago tan occidental como el vodka naranja: es con jugo de sobre.
El penúltimo día lo dediqué a recorrer la plaza Yamaa el Fna, el lugar más importante y más visitado de la ciudad. Es una gran explanada por donde circulan motos y otros vehículos, a una velocidad y desorden que ponen los pelos de punta. Aquí se dan cita los encantadores de serpientes (cobran un euro por foto), contadores de cuentos, danzarines, dentistas, hombres de negocios, acróbatas, vendedores de jugos… etc. La experiencia en laberintos, aprendida en la medina de Fez, hace que sea mucho fácil internarse por el zoco, donde está el comercio. Es el lugar indicado para poner en práctica el regateo. Aquí todo se regatea, incluidos los taxis para volver al hotel. Mi recomendación es jamás tocar el producto que nos gusta. Solo mirar. Si se toca es porque lo voy a adquirir y el comerciante no lo dejará hasta que se lo compre. Nos recomiendan no decir que viajamos desde Chile, sino que desde España. Tiene sentido, porque el comerciante sabe que Chile está muy lejos y hemos gastado mucho dinero para llegar a Marruecos. En cambio, España está al frente, es mucho más barato. En la billetera, que nunca hay que abrir en público, es mejor llevar dírham (la moneda marroquí) y euros de baja denominación. El pago con tarjetas de crédito en los negocios pequeños es muy escaso. A propósito de compras, uno de los productos estrellas de Marruecos es el argán. Su forma más conocida es el aceite, pero también se vende como loción, jabones y shampoo. Si quiere un producto de buena calidad solo hay que comprarlo en un sitio establecido, como una farmacia. Jamás en la calle porque hay miles de imitaciones.
Mi último día en Marrakech lo dediqué a visitar el Palmeral, donde se puede andar a camello. El Palmeral está en las afueras de la ciudad y es realmente un lugar muy bello. Es donde más se hace patente el contraste entre las clases sociales del país. Ahí tienen sus mansiones muchos famosos, incluidos el ex presidente de Francia Nicolás Sarkozy y Alain Delon. En sus 13 mil hectáreas hay unas 100 mil palmeras, hoteles de lujo y campos de golf. Partí, como varios del tour, con la idea de solo ir a mirar. Pero ya una vez en una “estación” de camellos, los que atienden son tan insistentes que casi sin mediar consulta nos visten con unas túnicas azules para que hagamos el paseo. Confieso que cuando vi cómo era subirse al animal entré en pánico. Ellos están echados y uno se sienta (o te sientan) y debe tomarse de un fierro. Entonces el camello se comienza a parar. Y aquí viene lo bueno. El animal se levanta primero desde su parte delantera y uno queda casi colgando hasta que se equilibra. Partimos en caravana. Somos nueve con dos guías que nos llevan por el interior del palmeral. Soy la primera y le digo al guía que tengo susto. Pero, ellos se lo toman con tranquilidad. Van cantando “Despacito” y haciendo una figura con una hoja de palma que me entregan al final de la aventura convertida en un anillo. Después de unos 30 minutos de paseo volvemos al inicio. Me ayudan a bajar y mi camella, que se llamaba Shakira, se echa a comer. Feliz. Yo también, una experiencia inolvidable. Jamás me había subido ni a un caballo. En verdad, los 20 euros mejor invertidos.
Datos prácticos
- Moneda: Dírham. 10 dírhams equivalen a un euro. Hay billetes de 20, 50, 100 y 200 dírham. No hay que cambiar mucho. En casi todas partes aceptan euros. Si, hay que tener cuidado cuando se regatea porque suelen decir que algo cuesta 10 y uno cree que son dírham, y ellos luego lo cambian y te cobran en euros. Siempre hay que aclarar el precio.
Dónde alojar
- En Fez, el Marriott Jnan Palace. Está ubicado en la parte moderna de la ciudad, en un entorno muy agradable. Para los fumadores es una delicia porque todas las habitaciones tienen una pequeña terraza.
- En Marrakech, el Mövenpick Hotel Mansour Eddahbi. Es impresionante su interior, lleno de rincones para recorrer y fotografiar. Tiene un restaurante que bordea la piscina, ideal para cenar y descansar de la jornada en las cálidas noches.
Cómo llegar
- La mejor forma es a bordo de su línea aérea nacional, Royal Air Maroc: https://www.royalairmaroc.com/int-es. Reconozco que no le tenía mucha fe, por eso me sorprendió y bien. Es moderna y eficiente.
Que gracioso. Yo creía que los callejones y plazas llenos de comerciantes que regatean eran un estereotipo que solo se ve en las películas. También es interesante como los guías conocen tallas latinoamericanas para sus clientes.
Es muy bonito como la cultura árabe se refleja en cada uno de los edificios que aparecen en las fotos.
Muy interesante el reportaje, con buenas recomendaciones para futuros visitantes y excelentes fotos.felicitaciones y gracias! Un lugar que me encantaría visitar.
Me pareció maravilloso! Gracias por el reportaje!👍
Me encantó el reportaje de Erika: muy periodístico, espontáneo, pleno de buena información, datos imperdibles. Mis sinceras felicitaciones por esta visita entretenida y escrupulosa de Erika. Estupenda la gráfica….con excelentes fotografías.
Sería interesante que nos informaras en que agencia tomaste el tour.
Valdría la pena tenerlo en cuenta.
Gracias! Es que el viaje lo disfruté mucho. Lo hice con el Club de Lectores de El Mercurio.
Fascinante el lugar y también la narración de Erika Luters !!! es escritora ella ¿?
Muy entretenido el reportaje, tan completo, preciosas fotografías, lúdico, muchas gracias !!!!
Felicitaciones.
Gracias por tus comentarios!! Soy periodista, no escritora.
¡Muy entretenido Erika! Buenos datos y excelente información. Disfruté el reportaje…¡ y lindas fotos!
Gracias! Me fascinó Marruecos.
Excelente reportaje de Erika Lüters, excelente narrativa y fotografías, entretenido y con datos muy útiles.
Me hizo viajar a ese mágico Marruecos que quiero conocer.
Felicitaciones , gran profesional Erika.
Erika, hermoso trabajo. Nos hiciste retroceder en el tiempo y realizar nuevamente el viaje a Marruecos. Ha sido muy lindo recordar y disfrutar aquellos entretenidos y pintorescos lugares con sus luces y sombras y, además, con un magnífico grupo.
Muchas gracias.
Muchas Gracias Marcial!
Muy bueno. Una mirada que lo turístico con lo periodístico para entusiasmar, entretener e informar. Felicitaciones Erika.
Muchas gracias!
Definitivamente, tengo que ir a Marruecos. Tu artículo es una gran invitación. Gracias.
interesante y entretenido ; y me ha servido para recordar a una puntual compañera de universidad , hace bastantes años ; vivía con su madre en una concurrida avenida de Stgo.
Hola Ricardo! Quien eres?