Llegar a Siria el 2008 fue hacer realidad era un sueño inimaginable. Un país con hermosas contradicciones que cautivaba a quien llegara y que el conflicto bélico -que lo azotó tres años después- le dio un golpe mortal. ¿Qué queda de lo que una vez vi? Este recuerdo es en homenaje a un tesoro cultural del que nuestro planeta se enorgullecía y que probablemente ya no exista como una vez fue. Un pueblo que nos recibió amable mientras nosotros, como visitantes ávidos de conocerlo, íbamos descubriendo un mundo que ni siquiera sospechábamos existía. Fascinante a todas luces, donde nació la civilización, el primer alfabeto y la primera nota musical que el mundo recuerde.

Un tour por Damasco nos llevó a la Ciudad Vieja, mientras nos impregnábamos de todo lo que nos mostraban. Como la ventana de San Pablo desde donde –según la tradición, una vez convertido- el apóstol logró huir hacia Jerusalén. Imborrable: la Gran Mezquita de los Omeyas, una de las más antiguas y grandes del mundo, ubicada en pleno Socos (el bazar de la ciudadela antigua), en cuyo centro se encuentra -protegida por vidrio- la tumba con la cabeza de San Juan Bautista, y la tumba de Saladino, el militar que expulsó a los cruzados y al mismo rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León.

 

PALMIRA

Sin palabras. Así quedamos en Palmira, ciudad a 160 kilómetros de Irak en pleno desierto. Admirándola, turistas exclamaban: “Ante estas ruinas, Grecia es una pálida sombra”. La pregunta que todos nos hacíamos: ¿Por qué el mundo occidental ha bloqueado la cultura oriental, en circunstancia que ésta es tres veces mayor? Regresando a Damasaco, fue posible conversar con beduinos, apátridas que circulan sin importar frontera alguna, sino solo dirigidos hacia donde exista follaje para su ganado, aunque en sus carpas cuenten hasta con antena de televisión, conectada a un motor.

 

De regreso a Damasco, pasando por Maaloula, donde están los conventos de San Sergio y Santa Tecla: cuevas en las montañas donde estos cristianos, que se rebelaron de la tiranía musulmana, fueron martirizados y donde aún se habla arameo, la lengua de Jesús. De Malloula al Crac de Chevalier, soberbio castillo medieval del mundo árabe, el que a lo largo de su historia fue habitado por musulmanes, cruzados y turcos. Hoy Patrimonio de la Humanidad.

Pendiente… El día en que finalice esta guerra cruel y sin sentido, ¿qué quedará en pie de este regalo planetario que fue tesoro mundial?