Tanto se promocionó el turismo durante décadas, que hoy la industria se ha convertido en dolor de cabeza para muchas ciudades a nivel mundial. El tema fue portada del último número de Time (6/13 agosto 2018), revista que demuestra cómo destinos, que hasta el momento se consideraban “imperdibles”, hoy corren el riesgos de convertir en miseria la vida de sus residentes locales. Fenómeno que se registra en cualquier lugar, pero donde Europa sufre el mayor peso. Solo Francia quebró records de visitas recibiendo durante el 2017 a 87 millones de turistas, Italia a otros 58.3 millones e incluso la pequeña Holanda a casi 18 millones. Solución difícil de abordar ya que sus autoridades saben que detener a las actuales hordas de turistas puede ser mucho más difícil que lo que fue atraerlas en primer lugar.
Causas para este explosivo aumento: la irrupción de aerolíneas low cost, valores de pasajes más bajos, los Airbnb que redujeron precios en alojamiento y una mayor prosperidad en países como China e India, cuya clase media dio paso a pasajeros ávidos por viajar. Ello, sumado al rol jugado por el cambio climático, que con temperaturas más cálidas extendieron las temporadas de verano, abriendo áreas hasta ahora inaccesibles.
Equilibrar las necesidades de los residentes con la mayor demanda turísitca es el gran actual desafío. Venecia es el mejor ejemplo: una pequeña ciudad que recibe a más de 20 millones de turistas anuales. Y aunque su municipio intentó cobrar entrada para ingresar a la Plaza de San Marcos, se enfrentó a la resistencia de los propios locatarios.
Resultado: Venecia vio reducida su población -de 175.000 en 1951- a 55.000 en la actualidad, con la eventual pérdida de gran parte de sus encantos. Todo porque, a pesar que sus autoridades gastaron toneladas de dinero en promover el turismo, nadie pensó en sus repercusiones.
El resto de los continentes, a no dejarse estar. esta realidad se está viviendo en todas partes. El 2016, Asia vio crecer en un 9% el ingreso de turistas a la región. En tanto, se estima que la contribución de América Latina al turismo se elevará al 3.4% del Producto Interno Bruto (PIB) este 2018.