Todo un cronista del mundo europeo, André Jouffé recuerda sus años de adolescencia en el viejo continente con figuras que más tarde reportearía.
TEXTO: André Jouffé
El lago Leman (o de Ginebra) es uno de los más cosmopolitas e interesantes de Suiza. Alberga a Ginebra y Lausana por el lado suizo, y Evian -célebre por su casino y las aguas minerales- por el francés. Un tercio del lago corresponde a la Confederación Helvética y el otro a los galos. Mis recuerdos datan de 1961, época que en Lausana yo estudiaba en la Rue de Bourg.
Ginebra es una ciudad que se ubica en la punta sur del extenso lago Leman. Rodeada de las montañas de los Alpes y el Jura, la ciudad tiene vistas del espectacular Mont Blanc. Alberga la sede de la ONU de Europa y la Cruz Roja, y es un centro mundial de diplomacia y actividades bancarias. Tiene una amplia influencia francesa, desde el lenguaje hasta la gastronomía. Tuvo quizás la Embajada de Chile más pintoresca de la ciudad, completamente de madera y con embarcadero al lago. Sus preciosos jardines vieron pasar variopintos embajadores, como Luis Escobar Cerda y Radomiro Tomic. La mansión tenía sus misterios: bastaba mirar debajo de algunos muebles y ver trampas para lauchas. “El problema principal son las termitas”, nos dijo en su momento Helga, la esposa de Escobar.
Lausana -en el cantón de Vaud, de habla francesa- es hogar de la sede central del Comité Olímpico Internacional, como también del Museo Olímpico y el Parque Olímpico en la orilla de lago. Lejos del lago, la montañosa ciudad antigua tiene calles medievales rodeadas de negocios y una catedral gótica del siglo XIII. El del siglo XIX alberga un museo de bellas artes y ciencia. Recuerdo que en verano, frente a Hotel d’Anglaterre, se instalaba una orquesta que animaba las noches ante una multitud. La promenade, el paseo de un kilómetro por las orillas del lago, hasta hoy permite apreciar los hermosos cisnes.
Los hoteles son de extremo lujo, desde el Beau Rivage, donde veraneaba la reina María Victoria, hasta la peluquería de Monsieur Frey, detrás del hotel con corte de pelo de mil dólares para varones. En la época estival, Monsieur Noel sacaba sus botes a pedales y la gente se adentraba al lago a una distancia prudente de la costa. Cada dos horas zarpaba un vapor, el Simplon, que cruza los once kilómetros que lo separan de Évian-les-Bains, del departamento de Alta Saboya. Serpenteando el lago, pasando de Ginebra a Lausana, se llega Vevey, sede de Nestlé y residencia de la familia Chaplin. Allí vivió veinte años el actor junto a Oona O´Neil, su última esposa. Su hija menor Geraldine iba a patinar a Monthoisie, una piscina que en invierno se convierte en pista de hielo, que además ha sido sede de campeonatos mundiales de hockey. El equipo Lausanne Sports, de primera división, fue dirigido por Karl Rappan, el famoso entrenador del cerrojo suizo para el Mundial de Futbol de 1962 en Chile, país que está en la memoria de los helvéticos.
A pocos kilómetros, la maravillosa ciudad de Montreux, sede de la temporada de jazz más importante del mundo, como también de ciclos de música clásica. Entre Lausana y Montreux, está la región vitívinícola que se extiende a lo largo de 30 kms. Los primeros viñedos se plantaron en el siglo XI. Finalmente antes de abandonar el lago, por el pueblo de Aigle hacia el cantón de Valais, se erige el Chateau de Chillon. Aquí Lord Byron trabajo su pluma durante mucho tiempo. Una leyenda, inventada por los propios suizos, señala que estuvo preso y saltó desde una torre al lago, nadando hasta Francia. Lo cierto es que el Lord disfrutó su permanencia en este santuario. Lo denominamos así porque mucha gente, incluyendo incluso el suscrito, cada vez que lo visita, reza y pide el bienestar de su familia.
Otras localidades como Nyon, son lugares elegidos por muchos corredores de Fórmula Uno, Jackie Stewart, Joe Bonier, en su tiempo. La razón es simple: no pagan impuestos. Desde el aeropuerto de Cointrin, en Ginebra, cualquier país de Europa no está a más de dos horas de vuelo. Al caer la noche, es posible divisar el Simplon y escuchar la sirena que anuncia arribo o partida. En la calle peatonal Rue de Bourg de Lausana, avenida de boutiques elegantísimas, ya a las 7:30 de la tarde no se divisa un alma. ¡Cómo habrá sido en pandemia!
Yo guardo nostálgicos recuerdos como escolar, estudiando en 1961 en la Ecole Lemania, en el sector de Montchoisi, un barrio de Lausana, donde patinaba con Geraldin Chaplin. De noche, a los 14 años, paseaba sin peligro por Ouchy, tirando comida a los cisnes. Y como uno siempre anhela estar en otro lugar distinto a donde se encuentra, en ese entonces yo lloraba por regresar a Chile. Hoy es viceversa.
Interesante reportaje de André Jouffé, que me hizo aprender sobre Suiza.
Me ha encantado esta narración fluida, con mucha y variada información. Solo visité Ginebra, pero todo lo que ofrece el lago Leman, sus múltiples ciudades refinadas, algunas con sedes importantes internacionales, junto a la belleza de su paisaje, castillos, festivales de música y buena gastronomía merecen volver con tiempo y calma.
Entretenida información que nos transporta a una realidad muy bella, antigua y de tradicion.
Tuve unos tios que emigraron de Chile a Lausana y estuve en algunos de los hermosos lugares que describe Andrés ¡¡¡ con su pluma tan fluida!!!
!Me encantó el relato de Andrée !
Sobretodo en estos tiempos de “pandemia “ que no hemos podido viajar, es emocionante leer y conocer detalles de lugares que aún no hemos visitado y así prepararnos, para en el futuro volver a gozar descubriendo el mundo.
Ojalá en un futuro próximo Andrée nos pueda deleitar nuevamente con otra muestra de los lugares que el conoció de adolescente, luego de joven y hombre grande. !Sin duda tiene mucho que contarnos!
Gracias Bendito Planeta por estos interesantes reportajes
Tengo la suerte de tener una hija que vive y trabaja en Ginebra desde 2010. En 2016 se casó con un suizo y por lo tanto he tenido la oportunidad de viajar muchas veces a ese hermoso país. Conozco todos los lugares tan bien descritos por el autor y espero volver a ellos muchas veces más. Me encanta Suiza!