Crédito fotografía: National Geographic
Texto: Diego Fernández Undurraga
Llegar a Panamá City siempre es fascinante. A medida que el avión empieza a bajar entre las nubes -que parcialmente dejan entrever rayos de sol y mucho verde en las colinas- surge una línea costera llena de edificios modernos que, de alguna manera, recuerdan a Miami. Además, en el océano se pueden ver largas filas de enormes barcos de carga como detenidos en el tiempo, esperando el turno asignado para hacer su paso por el famoso Canal de Panamá. La ciudad es bullante, muy entretenida, con personas de todo el mundo, buena gastronomía y malls con una atractiva oferta comercial, además de un centro histórico en recuperación que recuerda a Cartagena de Indias.
Sin embargo, lo que muy pocas personas saben es que se puede hacer una excursión a la selva del Parque Nacional de Chagres y visitar la tribu Emberá. Es un paseo que se hace en un día y resulta impresionante. El Parque Nacional de Chagres está ubicado entre las provincias de Panamá y Colón, en la parte más oriental del Canal de Panamá
Es un parque muy bello, formado por bosques tropicales y una serie de ríos que suministran el agua suficiente para el río Chagres y el lago Gatún, que regulan el funcionamiento del Canal de Panamá, y además dan agua potable a las ciudades de Panamá y Colón. Para llegar se puede contratar un tour particular o hacerlo en forma independiente, tomando la línea 1 del nuevo metro de la ciudad y bajarse en la estación San Isidro, para luego tomar el bus que va a Cabilma, lugar donde se debe bajar y tomar otro bus que va al lago Alajuela o al embarcadero del río Chagres. Cualquiera de estas alternativas implica que en poco más de dos horas uno está inmerso en la Panamá profunda, rural, exótica y selvática. Muy distinta de la moderna ciudad que deja en la mañana al salir.
Al llegar al embarcadero del río Chagres se siente fuerte el calor de la zona y te reciben un par de indígenas emberá vestidos a su manera tradicional; solamente con un taparrabos guayuco y a pié pelado. Luego viene el momento de embarcar en una especie de canoa o piragua de madera larga, con capacidad para 8 pasajeros, cuyo motor fuera de borda es conducido por uno de los indígenas mientras el otro va en la proa, vigilando los cambios en el curso del río. La navegación atraviesa el lago Alajuela, un entorno natural de gran belleza, y luego continúa en forma rauda por el río Chagres. A medida que avanza, la sensación es de irse perdiendo en el tiempo, alejándose de la civilización y adentrándose profundamente en los misterios de la antropología y de la selva. La navegación es segura, pese a la precariedad de la embarcación, y resulta muy entretenido conversar con alguno de los indígenas emberá. Son un pueblo amable, amistoso y cordial.
La recepción de los emberá es muy grata y acogedora. Como el calor es fuerte, hacen pasar a una gran choza de madera sobre troncos, abierta, muy fresca, lugar donde se reúne la comunidad y donde tienen dispuestas sus artesanías, elaboradas con minerales y maderas de la selva, productos locales y fuentes de comida tradicional. Mientras los hombres empiezan a tocar música con instrumentos nativos, como flautas de caña y tambores rústicos, las mujeres inician un baile tradicional en círculos y cantan. Todo alude a la naturaleza, a la selva y a sus animales. Luego los emberá ofrecen un almuerzo en base a frutas, pescado de río y patacones o plátano frito.
Es interesante caminar por el poblado de chozas, todas construidas sobre pilotes de madera y con una techumbre de largas hojas secas. Esto permite conocer al jefe de la comunidad, con quien se puede conversar largamente respecto del origen de esta etnia, proveniente del Darién, zona fronteriza con Colombia desde donde emigró hacia el río Chagres, su cosmovisión y su forma de vida. Con un poco más de confianza, el jefe de la comunidad puede mostrar lo que llama “la farmacia”, que es un pequeño huerto aledaño a la aldea donde cultiva muchas plantas y arbustos medicinales de la selva.
En la tarde llega el momento de volver y dejar la comunidad emberá. Es un momento extraño, cuando tras embarcar y despedirse con gestos de los alegres niños, mujeres y hombres, para volver al río Chagres, la aldea empieza a alejarse de la vista, dejando una sensación de haber estado en otro mundo, donde se puede vivir en paz, con alegría y con el equilibrio que da la naturaleza.
Excelente reportaje Diego Fernández. Es cierto, muy poca gente conoce el entorno del canal de Panamá y su historia. Aunque conocía algo de aquello, nunca había visto fotografías tan maravillosas del parque con sus ríos, lagos y habitantes.
Precioso el reportaje @diegofernandez!,,
Lo increíble es que mi marido y yo junto a una pareja de amigos hicimos ese viaje y tour al poblado de los Emberá y fue como tu bien dices, una experiencia increíble porque es como trasladarse siglos atrás en el tiempo y apreciar como viven felices en un entorno de una belleza impresionante con lo mínimo para subsistir según nosotros, pero ellos lo tienen todo!!!!me encantó tu reportaje!!!!!
Que bueno Verónica. Me alegra que te haya gustado el reportaje, y que se asemeje a lo que fue tu experiencia con los Emberá.
Muchas gracias José Miguel.
Feliz de haber compartido este artículo y que lo aprecies.
Cuando vuelva a recuperare el Turismo puede ser una alternativa para vistar.
Como panameña, agradecida por reportajes como el de @diegofernandez que muestra al mundo nuestro país y su gente bella, también feliz de saber que quienes lo visitan viven hermosas experiencias y nunca dejan de sorprenderse.
Gracias por tu comentario Judith.
Panamá siempre sorprende cuando uno la visita.
Saludos.
Nos has regalado Diego con un magnifico viaje virtual para conocer un extraordinario rincon de nuestras Americas, ese Parque Panameno y su gente, los Emberas. Un lindo reportage para pasar el tiempo durante este periodo mundial dificil. Gracias
Gracias por tus comenarios Aurora.
Feliz de haber aportado con el artículo de los Emebrá.
Saludos.
Felicito a Diego Fernández por su excelente reportaje. Reconozco humilde e hidalgamente que desconocía la existencia de la tribu Emberà y gracias a Bendito Planeta he tomado conocimiento y aprendido de ellos. La excursión al Parque Nacional de Chagres despertó en mi ese lado aventurero que casi todos llevamos interiormente pero que no siempre podemos materializar…..gracias, Diego, por fomentar mi curiosidad para conocer personalmente a esta curiosa y acogedora tribu. Excelente fotografía!
De nada María Elena.
Que bueno haber podido aportar para tu lado aventurero con este artículo de los Emberá.
Saludos.
De: Hernan Larrain
Otro lugar interesantísimo que ya recorrimos con un grupo de amigos, fue algo del amazonas de Colombia, saliendo de Leticia y una reserva del Perú de vegetación impactante, que se ubica como a media hora en lanchón desde dicha ciudad .