Periodista, escritora y crítica literaria, Alicia Fenieux escribió sobre este sorprendente viaje a ”Jeri” que hace seis años realizó junto a su hija: una de las playas turísticas más visitadas del noreste de Brasil, donde el mayor recuerdo que trajo consigo fue el de su desierto con arena sin fin.
Esta es su historia…
TEXTO: ALICIA FENIEUX
La primera vez que escuché hablar de Jericoacoara no olvidé más su nombre ni las imágenes que alguien describió como “maravillosas”: un espectáculo de dunas infinitas platinadas por la luz de la noche. Se trataba de las famosas ondulaciones de arenas blancas del “Parque Nacional de Jericoacoara”, en cuyas cuencas hay lagunas de agua dulce que de día son azules y cristalinas. Cuando oscurece, la luna vuelve plateado todo el paisaje. Fue parte de los recuerdos que me traje, como también el de los oasis al borde de estos enormes depósitos de lluvia.
Nuestro viaje en una camioneta 4X4, desde el pueblo de Jeri hasta el lago Paraíso, demoró casi 40 minutos. En esa época no había grandes hoteles, solo balnearios habilitados en las zonas más frondosas a la orilla de playa; un lugar exuberante en medio del desierto del noreste brasileño; una experiencia cercana al turismo de aventura, sin duda ecológico. Tengo entendido que hoy existen instalaciones de mayor envergadura, incluso resorts, que espero sigan siendo ecológicas.
La aldea de pescadores de Jeri en la costa de Ceará es, en sí mismo, otro punto de interés. Las calles son de arena, transitadas en temporada alta solo por peatones. Me encantó caminar a pies descalzos desde el hotel hasta la playa, o al recorrer las tiendas también con piso de arena. Tengo la sensación de no haber usado zapatillas en la semana de estadía. Todo el pueblo -muy al estilo hippy chic– es caminable en media tarde. Pese a lo alejado, gente de todo el mundo viene a Jeri a practicar kitesurf (hay varias escuelas de este deporte) y a conocer la rara belleza natural de los arenales de parque. Por lo mismo, el nivel gastronómico así como el hotelero, no desmerece. En este ámbito se privilegian los productos frescos de mar, el menú brasileño, los espacios abiertos y rústicos, donde no faltan ni las hamacas ni las poltronas.
Recuerdo hasta hoy un par de locales: la Panadería Central por su oferta de comida ligera -como desayunos, helados o jugos, y su variedad de panes- y el restaurante Doña Amelia, el más antiguo del pueblo, famoso por sus platos de gastronomía típica. Aquí también se escucha en vivo música propia del noreste de Brasil. Otra cosa que nos llamó la atención fue la calidad de la ropa: vestidos de tela natural y buena confección, poleras, trajes de baño y bikinis de diseño original… Lo mejor de la producción trapera en unas pocas pero lindas tiendas con piso de arena. Nada de barato…
La playa es calma y, pese al interés internacional por visitar la zona, nunca la vi sobrepoblada. Por el contrario, me pareció idílica. Esta aldea fue por años -en los ´70 y ´80´- destino de hippies y deportistas vinculados al mar que buscaban echar raíces en una playa lejana. A Jeri hay que visitarlo solo en temporada turística. En invierno (esto es desde febrero a abril) las lluvias impiden el acceso, debiendo muchos de sus vecinos emigrar a otras zonas para capear los temporales. Hasta hoy, bien podría decir, igual que la persona que alguna vez me habló del lugar, que es simplemente maravilloso.
NOTA DE LA REDACCION
Además de haber incursionado por un largo tiempo en televisión, Alicia Fenieux, optó por la literatura. Y ahora debuta como crítica literaria. Su análisis sobre «Hombres llegan a un pueblo» -de Hernán Rivera Letelier, Premio Nacional de Literatura 2022- puede leerse en redes sociales, bajo Alicia Fenieux en Facebook, como @aliciafenieuxescritora en Instagram y en https://www.instagram.com/reel/Ckeh0UoDwwq/?igshid=YmMyMTA2M2Y=, donde es factible conocer aún más a esta extraordinaria profesional que hasta Patricio Bañados, el más exigente de los críticos televisivos, la tuvo como su mano derecha en sus programas estelares.
Por lejos las playas más lindas del mundo están al norte de Brasil! Recorrí desde Maceio hasta Jaricoacoara y me prometí volver. Es realmente hermoso, mil veces mejor que el Caribe. Lo único malo es que los pueblos son muy pobres pero las playas maravillosas. Espero poder volver algún día
Como siempre, excelente dato. Muy buenas fotos de contexto.
Estupendo reportaje que despertó en mi las ganas de conocer esta maravilla. Desconocido lugar para mi, pero me parece ideal para unas vacaciones familiares.
Felicito a Alicia y a Carmen por mostrarnos lugares mágicos.
Qué buen reportaje, muy original y sorprendente, porque eso de arena como suelo común y piso interior en las viviendas y locales es algo que realmente llama la atención.
Una vez más querida Carmen compartes información que llama mucho la atención y enseñas sobre lugares poco conocidos. Gracias!!
Gracias por tu comentario. Nosotras nos alojamosen el Hotel Hurricane Gardens Jeri. Hoy está de moda porque se hacen fiestas en la azotea terraza. Saludos. Alicia
Estupendo reportaje, maravilloso el lugar.
saben si hoy en día existen hoteles allinclusive para ir con niños y grupos de 20 personas?
Buenísima idea, Aminta. Le pediremos a la misma Alicia que te consiga la información…
Me dieron demasiadas ganas de ir. Muy buen reportaje.
Entretenido reportaje del viaje y me encantaron las fotos
Lindo reportaje de un lugar maravilloso con el que tuve un acercamiento hace más de 35 años cuando, siendo yo agente de viajes, llegó un amigo con un reportaje de revista del Domingo en Viaje y me dijo, “ a este nombre impronunciable queremos ir de Luna de miel”, debí ser audaz y tremendamente suspicaz para lograr hacerlos llegar allá, sin RRSS, fue toda una aventura profesional trasladarlos en camión desde Fortaleza al único hotel que existía , pero se logró y Manuel e Isabel tuvieron toda una aventura maravillosa que contar de un lugar idílico aún no descubierto, hoy ya nos hemos acostumbrado y lo podemos pronunciar, Jericoacoara lugar de ensueño, y gran recuerdo para mi.