Lidia Baltra fue profesora mía de cine cuando ella impartía clases en un viejo edificio de la Universidad Católica para la OCIC (Organización Católica internacional de Cine), donde quedaba el Instituto Fílmico de la UC. Más tarde, en la Universidad de Chile, sería ayudante de Helvio Soto en Periodismo Audiovisual. Y aunque siempre la enamoró la cinematografía, nunca creí que su entusiasmo la impulsaría a llegar hasta el pequeño pueblo de Rímini, a orillas del mar Adriático, para rendirle tributo a Federico Fellini, el cineasta italiano más importante de la posguerra. Y ella lo recuerda precisamente ahora, en que durante todo el año se conmemorará el centenario del nacimiento de esta leyenda que, con 5 premios Oscar, dejó algunas de las películas más asombrosas producidas en Italia. Si usted apoya el cursor sobre las imágenes, podrá ver incluso el nombre de sus films más notables…
Texto: Lidia Baltra
Eran tiempos normales de turismo. Estando en Italia, nuestro destino final era llegar hasta Sicilia, terminando en la “bota” que forma ese país en el mapa. Por lo que dejando atrás Venecia, arrendamos auto y emprendimos viaje rumbo al sur, pasando por Florencia, Perugia, Siena y Asís, sin olvidar San Gimignano, un pequeño pueblo medieval que nos había recomendado con mucho fervor un amigo. Pero entremedio, teníamos una parada distinta a la que hace, por lo general, el resto de los turistas. Y con expectación, nos desviamos hacia la costa del Mar Adriático buscando… Rímini.
Para los italianos, Rímini es un balneario muy atractivo, donde van en masa los habitantes de la región de Emilia-Romaña y vecinos. Con una extensa playa, era veraneo aristocrático en el siglo XIX y hasta hoy el preferido de miles de alegres veraneantes por sus hoteles, cafeterías, bares, restaurantes y vida nocturna. Es el balneario más popular de la provincia y la segunda ciudad más poblada después de Rávena, en la región romañola. Fundada por los romanos en 286 A.C., estos dejaron varios monumentos que los turistas comunes visitan, como el Arco de Augusto o el Puente de Tiberio. Pero nosotros no vimos nada de eso. Después de parar a almorzar en Puerto Garibaldi, y aunque el calor arreciaba, seguimos adelante pues teníamos poco tiempo para nuestra misión. Como dudábamos encontrar un puesto de flores abierto a esa hora, mientras nos detenía un paso de tren, me bajé del auto a coger un ramo de flores silvestres de un seto en el camino. Era una rama tosca, con hormigas. Pero, no era el momento de regodearse. En pocos minutos estábamos en… el Cementerio de Rímini.
Había una florista aún atendiendo frente a la entrada. Pero, no se veía un alma dando vueltas por ahí. Le compramos un ramo de flores y nos dirigimos a la puerta, que entonces no sabíamos era la entrada trasera al camposanto. A un señor que andaba por ahí, deambulando entre las tumbas, le preguntamos por la que buscábamos. Nos señaló que quedaba junto a la entrada principal, para lo cual debíamos cruzar entero el cementerio. Menos mal que era pequeño y bonito. Caminamos entre las sepulturas, muy parecidas a cualquier camposanto de los nuestros: algunos mausoleos grandes e imponentes y la mayoría, tumbas medianas o pequeñas, muchas con la foto del ser querido. Por fin llegamos, junto a la entrada principal. El que buscábamos: grande, moderno, imponente es el sepulcro de Federico Fellini, el gran maestro del cine de los años 50 y 60, de todos los tiempos y que, en enero de este año, el mundo ya conmemoró el centenario de su nacimiento.
Junto a una plazoleta de baldosines rosa y beige -donde hay una banca y, al medio, un espejo de agua atravesado- estaba su mausoleo. A uno de sus extremos se yergue un enorme triángulo de mármol, apoyado en uno de sus vértices, con dirección loca, hacia el viento… La placa con su nombre es pequeña. Casi no se ve. Federico Fellini: 20.1.20 – 31.10.93. Hacía dos años que el maestro había muerto. Pegadas a ella, la siguen dos más: las de su esposa de siempre, Giulietta Massina (la inolvidable Gelsomina de La calle) y la del hijo de ambos, Pier Federico Fellini, quien vivió sólo once días, fulminado por un accidente cerebrovascular. Depositamos nuestras flores en el suelo, leímos en una placa grande, sobre un pedestal, el homenaje que le rindió la Municipalidad de Rímini, y le agradecimos en silencio sus películas que tanto placer espiritual nos brindaron: La Calle, Las noches de Cabiria, La Dolce Vita, Ocho y Medio, Amarcord…
Fuimos dos admiradores chilenos, venidos de uno de los últimos rincones del mundo -a miles de kilómetros de distancia- en llegar a Rímini, la ciudad que lo vio nacer. Y nos retiramos satisfechos de haber rendido este humilde homenaje al gran maestro, que los cinéfilos del mundo recordarán con eventos durante todo el año. Nosotros, en tanto, paramos a tomar una bebida en el primer boliche que encontramos para aliviar el calor esa tarde antes de retomar nuestro rumbo al sur de la península, no sin antes rodearnos de los personajes de esta ciudad que él retrató tan bien en Amarcord: un grupo de viejos jugando al dominó en una mesa vecina, un muchacho paseando en bicicleta por la calle y una señora gordita con su bolsa de compras. Sólo nos faltaron algunos curas con sotana, cruzando la calle…
Notable relato de Lidia, mi querida vecina en el Litoral de los Poetas. Gracias por compartirlo! Eso es lo maravilloso de los viajes que se disfrutan cuando se realizan y se siguen disfrutando cada vez que se recuerdan…
Gracias, Pato… Sí, en estos días de reclusión sanitaria, me he dedicado a rescatar diapositivas de viajes digitalizándolas para darles mayor vida…
Y así disfruto recordando los viajes, como si los estuviera viviendo de nuevo…
L.
Que bellas palabras Lidia, me hizo recordar un viaje a Italia que hice con mi nonna y estuvimos disfrutando una semana en el encantador pueblito de Rimini, con sus extensas y tibias aguas sobre el Adriático.
Qué lindo, Paula, tú si conociste bien Ríinini…como tantas otras bellas ciudades italianas, llevada por tu sangre y tu herencia familiar.
Precioso tu recuerdo, Lidia. Te felicito. Me hiciste llegar a Rímin8 a su cementerio y hasta la.tumba de Fellini. Gracias.
Gracias, M.Elena y te recuerdo que hace poco tiempo disfrutamos juntas en casa viendo La Dolce Vita…
L.
Que lindo reportaje y tributo a Federico Fellini.
El recorrido por esos pueblitos
italianos son un bálsamo para el alma en estos momentos de tanta conmoción.
Gracias, Sonia… Sí, hay que recordar los momentos felices para escaparse un poco del trauma que vivimos…
Me encantó el artículo sobre Rimini en Italia. No he ido todavía pero mi próximo viaje a Italia incluiré Rimini de todas maneras. Italia es fascinante.
De acuerdo y anda con tiempo, para conocerlo mejor que yo, que sólo fui al cementerio en esa misión cinéfila.
Qué buena historia!!! Gracias Lidia y Bendito Planeta por compartirla!!!
Bárbara, me alegro que te haya gustado… Sí, muchas veces los viajes permiten más cosas para el espíritu que el paisaje o la gente…
Como todo lo q tú escribes Lidia, me transportaste a Italia y a Las películas de Fellini q tanto disfruté en los años 60 y 70, gracias, Lucila
Lucila, me alegro haberte dado unos momentos de felices recuerdos…
Genial la escultura triangular de la tumba de Fellini, tenía que ser algo distinto al resto.
Gracias por este interesante reportaje.
Sí, realmente bella esta escultura asimétrica y como esculpida por el viento.
L.
Precioso relato, me transporto a los miles de rincones maravillosos de Italia. lo leo en uno de esos momentos de este encierro en nuestras vidas donde andas un poco a la deriba, me hizo muy bien!! Gracias Lidia
Claro, Elizabeth, nos ha servido para evadirnos de la pesadilla que vivimos.
L.
Gracias Lidia y Carmen por tan lindo relato del viaje que nos permitieron hacer a ese rincón de la bella Italia, por un motivo tan especial, tan emotivo, como rendir homenaje a ese gran director de películas inolvidables…. yo con abuelo materno italiano, lo he disfrutado muchísimo…..grazie tante !!!!
Felicitaciones por tus ancestros italianos, un pueblo que nos ha brindado tantas satisfacciones para el espíritu.
L.
Tengo un recuerdo a propósito de estas preciosas tomas de Italia, de Arenzano pueblo al norte de Génova donde aparece en una de sus calles el nombre de mi antepasado, el periodista VIRGILIO LUISETTI.
Cada cual encuentra un motivo para querer y admirar la bella Italia, que tanto ha sufrido en estos últimos meses.
L.
Maravilloso gracias adoro a Fellini , me encanta conservo muchos videos de él y cada vez que encuentro uno que no tenga lo compro para guardarlos , pero, pero , La Strada supera todo entiendo ocho y medio, entiendo dolce vita pero, pero, Julieta Masino su gran compañera es lejos lo mejor
saludos y gracias
Luz
Sí, yo también tengo DVD de Fellini y cada tanto disfruto de nuevo de sus películas. .. aunque ahora es muy fácil encontrarlas en Internet, afortunadamente.
Es tan hermoso conocer nuevos lugares y si además lo complementas con un tributo a alguien especial, el viaje cobra sentido.
Claro, y fue un viaje que nos costó varias horas de conducción extra, pero siempre sabiendo lo mucho que valía la pena!
L.
Maravilloso relato…. casi pude sentir el olor de las flores!!!!!
Gracias Lidia y a Bendito planeta…
Me alegro mucho que te haya gustado mi recuerdo de aquella linda locura…
L.
Extraordinario acto poético!!
Pasión por el gran Fellini!!
Me encantó