EL CAMINO A SANTIAGO DE COMPOSTELA

 

Para Mariana Merino, realizar esta ruta de peregrinación mundial -la segunda tras Tierra Santa- fue un reto y experiencia inolvidable.

 

Texto: Mariana Merino

 

 

Desde hace muchos años tenía en la cabeza la idea hacer el “Camino a Santiago”. No era por una manda especial ni algo religioso. Tenía la sensación de que había algo mágico en eso de darse el tiempo en un mundo que corre para ir -paso a paso- cruzando pueblos, ciudades y valles. Caminar sobre las huellas de millones de personas que recorrieron esos senderos desde la Edad Media para arrodillarse frente a la tumba del apóstol Santiago. Hay muchas maneras de viajar y ésta era una que quizás no toda la gente quiera hacer. Mi plan era llevar solo una mochila pequeña que cargara sobre mi espalda y “hacerme cargo de mi persona por completo por todos esos días”.  Dejo en claro que ésta no es la única opción. A lo largo de todo el camino hay servicios que ofrecen en hoteles y hostales el recoger el equipaje y trasladarlo de lugar en lugar para no tener que llevarlo consigo. Y en opciones de alojamiento, hay desde los albergues municipales o de la Iglesia que no cuestan más de 10 euros la noche, a hoteles de lujo, incluso paradores de lujo en ciertas ciudades, pasando por hostales y albergues privados con mejores servicios.

 

 

 

Para prepararme investigué y leí todo lo que encontré al respecto para elegir qué ruta hacer. Había decidido hacerlo sola. Esta es una opción individual, pero mucho de lo que leí justamente hacía referencia a lo difícil que es encontrar otra persona que comparta la condición física para tener el mismo ritmo de caminata y poder vivir los espacios de silencio y calma que uno requiere sin pasar por antisocial o aburrido. El más famoso de los trazados es el llamado Camino Francés que recorre desde ese país, cruza los Pirineos y luego atraviesa Pamplona, Leon y Galicia en alrededor de 700 kilómetros y toma al menos 30 días. No disponía de ese plazo y la cantidad de personas que lo hacen cada año me desmotivó; en temporada alta está prácticamente saturado, especialmente después de la película de Martin Sheen y Emilio Estevez “El Camino”. Si no la han visto, está disponible en Netflix.  Hay numerosas rutas ya establecidas hacia Santiago de Compostela, de lo que fueron las pergrinaciones más famosas que se iniciaron en el siglo IX cuando el rey Alfonso II hizo el primer viaje para confirmar que los restos encontrados en lo que era una tumba en un antiguo asentamiento romano correspondían a los del apóstol junto a sus dos principales discipulos. Sobre ese lugar comenzó posteriormente la construcción de una gran basílica que ha tenido varias versiones y etapas hasta lo que es hoy, una de las iglesias más importantes de Europa y la segunda ruta de peregrinación en el mundo tras Tierra Santa.

 

 

Durante la ocupación musulmana de la península, surgió el camino costero que hoy está cobrando bastante apogeo por sus paisajes, pero es el más exigente por la cantidad de cerros en el trazado con numerosas subidas y bajadas que ponen a prueba las rodillas de los deportistas más preparados. Otra opción -también con muchísima tradición y que está siendo redescubierto- es el Portugues. El trazado parte en Lisboa hacia el norte, cubriendo alrededor de 500 kilómetros. Esa fue la alternativa que elegí, pero ajusté mis tiempos y partí desde Oporto, una ciudad realmente linda que era un gran punto de partida. En total, 240 kilómetros que dividí en 10 días.

 

 

Portugal tiene dos rutas: una por la costa y otra que va por el centro del país. Una ventaja es que se puede partir por uno y luego desviarse hacia el otro, buscando los paisajes más atractivos. De hecho la gran mayoría de las personas toma la vía costera desde Oporto hasta Vila do Conde, 15 kilómetros que van siempre por la costa, a través de pasarelas de madera sobre la arena y a orilla del mar. Para quienes ya han visitado Portugal o leído de sus muchas bondades, este país de clima cálido, aunque caluroso incluso en otoño (tuve días de más de 34 grados en septiembre) y conserva un gran legado romano. Sus construcciones de piedra -pueblos pequeños de tradición agrícola muy tranquilos, en que el único sonido son las campanadas de las iglesias a cada hora- te transportan a épocas pasadas. Su gente es cálida y educada, siempre con un Bom Día y en este caso con un Bom Camino.

 

 

La ruta desde Oporto pasa por varios pueblos pequeños de mucha tradición. Las edificaciones de piedra se funden con el verde de los castaños y las vides en todo su esplendor en septiembre. Una buena parte de la ruta, siempre indicada con la flecha amarilla, está sobre antiguos caminos romanos, adoquinados o de piedra. Debo confesar que uno de mis grandes temores cuando comencé en Oporto era que me iba a perder. Ese era el único miedo de ir sola. No soy buena para ubicarme geográficamente, pero salvo un par de ocasiones en que no vi la flecha amarilla -ya que están en los lugares más insólitos, incluso pintadas sobre una piedra en la mitad de un cerro- me mantuve en la ruta indicada. Y no faltó el peregrino generoso que me vio tomar el cruce equivocado y me hizo señas para  avisarme mi error.

 

 

El camino no es fácil. Especialmente los primeros días. Hay quienes dicen que es una metáfora de la vida misma, porque hay momentos buenos y otros malos, unos más fáciles y otros difíciles. Depende del ritmo que uno se imponga, del peso que se cargue y del clima. Pero, de a poco uno va superando la ansiedad inicial y desconectándose del mundo externo que pasa por tu lado a momentos, cuando cruzas carreteras o llegas a grandes ciudades. El símbolo del peregrino es una concha de almeja que uno lleva colgada en la mochila como identificación, y se dice que representa lo que es una persona, fuerte por el exterior, pero frágl en el interior.

 

 

LAS ETAPAS

Comencé el trayecto en la catedral de Oporto. El primer día fui a comprar mi credencial de peregrino o “Pasaporte”. Algo curioso pasó ese día que  lo leí como una buena señal. Era domingo, por lo que decidí aprovechar de asistir a la misa y al final del templo ya había una fila de futuros peregrinos esperando obtener su credencial. Una inglesa, de nombre Mary, se me acercó y me dijo que tenía dos pasaportes y me obsequió uno. Luego en la oficina de turismo pedí mi primer sello. Ese pasaporte es el que vas timbrando en cada pueblo que te detienes. En todos los alojamientos y oficinas de turismo tiene el timbre respectivo. Según la norma establecida, debes caminar al menos 100 kilómetros o recorrer 200 kilómetros en bicicleta para obtener la Compostela, que es el documento que verifica que hiciste el camino. Mi primera parada fue Vila do Conde, a 15 kilómetros, un pueblo costero de pescadores que ha tenido un desarrollo turístico y es destino de fin de semana para los habitantes de Oporto, y cuyo principal simbolo es un acueducto medieval y el enorme convento de Santa Clara en lo alto de la ciudad, que era un muy buen punto para identificarla. Desde ahí decidí desviarme hacia el camino interior, llegando primero a Pedro de Rates y posteriormente hasta Barcelos, La primera parte está menos señalizada. Pero, ya en Rates su iglesia del siglo XI -sobre la que sería la tumba de Pedro, uno de los discipulos del Apóstol Santiago- es un punto  de encuentro para los peregrinos.

 

 

Barcelos es famosa por su cerámica y tiene un gran mercado los días jueves. A la ciudad la atraviesa el río Cavado. Alrededor de su principal iglesia, “Nuestra Señora del Puente”, se aprecian los restos de los tinas de piedra en las cuales los peregrinos se lavaban los pies antes de entrar. Desde Barcelos, los mas osados optan por caminar a Ponte de Lima, un trayecto de cerca de 35 kilómetros desafiante porque tiene varias subidas y en varias etapas poca sombra, pero siempre se mantiene por sectores rurales y poblados antiguos. Ponte de Lima es la ciudad más antigua del país y cuyo nombre se debe al puente de casi 300 metros de largo que cruza el río Lima. Hoy uno cruza una construcción medieval que data del siglo XIV, pero están los vestigios de la edificación romana que era parte del camino entre Braga, Santiago y Lugo.

 

 

Despues de unos días en el camino, uno va entrando en un estado mental distinto. Son alrededor de tres días para verdaderamente desconectarte del mundo exterior y, aunque se siente el cansancio al final de cada jornada, creo que uno ya puede caminar prácticamente cualquier distancia, porque se ha atravesado “el muro”, como le llaman los maratonistas a ese momento en que la mente ya es la que domina el cuerpo y se supera el cansancio físico. Aun así, para reponer fuerzas, se recomienda seguir de Ponte de Lima solo hasta Rubiaes, casi 21 kilómetros. Este es un pueblo muy pequeño, hay poco servicios y un par de albergues solamente, el único inconveniente, ya que es una zona que aún no logra mucho desarrollo. Desde aquí ya el camino sigue hasta la frontera con España, donde se encuentra la ciudad amurallada de Valença de Minho, construida en el siglo XIV sobre lo que era la fortaleza romana llamada Contrasta. El río Minho es el que divide Portugal y España y en cada borde hay una ciudad. En Portugal es Valença de Minho y al otro lado Tui. Las une un puente construido entre 1879 y 1886 bajo la supervisión de Gustav Eiffel que sirve a vehículos, trenes y peatones.

 

 

En Tui no solo cambia el idioma y la zona horaria. De hecho, los habitantes de Valença de Minho y Tui celebran dos veces el año nuevo. Primero ocurre en Portugal y una hora siguiente en España, así que cruzan primero el puente a un país y luego al otro. Ya en Tui quedan poco mas de 100 kilómetros para llegar a Santiago de Compostela, por lo que se nota el aumento de peregrinos. Familias completas, escolares con sus profesores y grupos religiosos acompañados de su pastor o sacerdote empiezan a incorporarse a la ruta. Tui es una ciudad pequeña que vale la pena recorrer. Su Catedral de piedra tallada, “Santa María”, data del siglo XII y a su alrededor se encuentra lo que era el antiguo albergue de peregrinos y un hospital que -como en muchos otros pueblos de España- se levantaron por órdenes del rey, tras el descubrimiento de la tumba del que sería el apóstol Santiago.

 

 

 

Desde Tui, el camino avanza hacia el norte, por pocas localidades. A diferencia de la ruta en Portugal, aquí los pueblos están mas distanciados y hay pocos servicios en el camino. Redondela es la ciudad siguiente más importante a 30 kilómetros con solo una parada en la mitad. Sin embargo, los gallegos han visto una oportunidad y incluso a orilla de una carretera se puede encontrar alguna persona que ha instalado una mesa o, desde un venículo, vende bebidas y alimentos sencillos. Redondela es otro pueblo de pescadores a orilla del mar e incluso tiene una playa muy agradable a unos pocos kilómetros del centro de la ciudad.

 

 

La siguiente etapa es hasta Pontevedra, una de las ciudades más lindas de todo el recorrido.  Sus edificaciones en piedra provienen principalmente de la Edad Media, cuando el rey Fernando II de Leon dirigió su resurgimiento. Se destaca por la gran cantidad de iglesias y antiguas viviendas transformadas en museos, algunos hoteles e incluso un parador. De todas las iglesias, llama especialmente la atención la de la Virgen Peregrina, en forma circular, pequeña y sencilla en su interior que recomiendo no dejar de visitar. Aunque el camino no se haga por motivos religiosos, normalmente en cada ciudad que uno se detiene hay misas o liturgias  a diario, muchas veces encabezadas por sacerdortes extranjeros que están haciendo la peregrinación. Es una bonita instancia de compartir y agradecer cada día, incluso cuando uno no conoce el idioma, porque permite acercarse a otras culturas y tradiciones.

 

 

Desde Pontevedra quedan solo tres etapas para completar el camino: Caldas del Rey, famoso por sus aguas termales desde la época romana; luego Padrón, que es  el lugar hasta el cual habría llegado en bote el cuerpo del apóstol Santiago, traído por sus discipulos más leales para evitar su desaparición, ya que los romanos no querían un culto a los mártires. Este también era una asentamiento romano llamado Iria  Flavia y la iglesia hoy se encuentra sobre la piedra (padrón es piedra grande en gallego) a la cual se habría amarrado el bote que traía los restos de Santiago. Finalmente el último trayecto hasta Santiago de Compostela son 25 kilómetros que se hacen largos por la ansiedad de llegar pronto. Cada día hay misa en la catedral a las 12 y a las 19 horas. Uno aspira a llegar a la misa de 12, por lo que se acelera el tranco y todos los peregrinos van mas ansiosos y apurados. La entrada a la ciudad es larga,  menos atractiva, pasando por barrios industriales ya que hoy es una urbe importante, capital de Galicia. De lejos se alcanza a ver las torres de la catedral, lo que solo aumenta la ansiedad. Una vez que se entra a la ciudad antigua son pocas cuadras, en que uno va avanzando entre otros peregrinos y numerosos turistas hasta desplomarse en la gran plaza frente a la catedral. Ese es un espectáculo en si mismo. Si visita Santiago, aunque no haga el camino, tómese un tiempo para contemplar los cientos de peregrinos que van llegando, hay gritos, festejos y numerosos rituales de alegría. Sin embargo, reconozco que esa alegría se mezcla con cierta melancolía. Hay satisfacción por haber completado el desafío, pero es inevitable la tristeza de que hay algo que terminó, de que ya no eres parte de algo que te gustaría prolongar en el tiempo.

 

 

LOS ULTIMOS PASOS

Después de celebrar la llegada, y asistir a la misa de 12 si alcanzo, la parada más importante es en la Oficina del Peregrino, donde entregan la Compostela. Siempre hay filas y si es temporada alta -primavera, verano y Semana Santa- son muy extensas. Calcule que le tomará al menos un par de horas, pero da una oportunidad de conversar con otros peregrinos y compartir historias. En Santiago hay todas las opciones posibles, desde el lujoso Parador de los Reyes Católicos, al costado de la Catedral -que era el albergue de peregrinos original- a hoteles, albergues y hostales. Recomiendo especialmente la Hospedería San Martín Pinario, que es un antiguo monasterio, a un costado de la Catedral, frente a la plaza de la Inmaculada Concepción. Ofrece habitaciones individuales sencillas a un precio razonable, pero hay que reservar con bastante anticipación. La gran mayoría de los peregrinos terminan aquí el camino. Dese el tiempo de recorrer Santiago, su casco antiguo vale la pena, además que siempre hay espectáculos callejeros, música en vivo y el solo contemplar a las personas alrededor es un panorama. Y aunque no sea religioso, la misa en la Catedral es interesante por el despliegue del Butafumeiro. Este es un incensario de 1.50 metro de altura bañado en plata que es balanceado por cadenas por toda la catedral. Se dice que su origen, además de purificar, viene de cubrir los aromas de los peregrinos que llegaban hasta la misa. Y si quiere seguir caminando o hacer otro paseo muy atractivo, a casi 90 kilómetros hacia la costa está Finisterre, que en la Edad Media era donde terminaba el mundo. Hoy también hay buses que llevan por el día. Para los peregrinos, sin embargo, el camino no termina en Santiago ni en Finisterre. Se queda contigo. Muchos vuelven y hacen otras rutas. Otros nos quedamos con lo que vivimos mientras planeamos un posible regreso. Con más tiempo, un trazado más largo, porque hay algo que te queda dentro que no te abandona.

 

Habilidades

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Publicado el

24 enero, 2020

27 Comentarios

  1. Verónica Díaz

    Qué relato más interesante!!! Felicitaciones!!!

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    • Mariana Merino

      Es una gran experiencia, si puedes no dejes de hacerlo. Puede ser un recorrido más corto. Hay muchas información al respecto y si necesitas más detalles puedes contactarme.

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    • Mariana Merino

      Muchas gracias!

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  2. Carmen Schmitt

    De Laura Reyes

    Sueño con hacer ese viaje.
    Un abrazo,

    Laura R.

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    • Mariana Merino

      Laura, es mas fácil de lo que parece. Lo más difícil es darse el tiempo necesario, y dado que uno camina, se ahorra en transporte.

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  3. Carmen Schmitt

    De Guillermo Garcia

    Muchas gracias por compartir. Felicitaciones por el viaje.

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    • Mariana Merino

      Gracias a ti!

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  4. MARIA ANGELICA

    FANTAAASTICO¡¡

    Me transporte con tu historia. Vi la película hace tiempo y siempre he querido ir…¡¡¡ tal vez ahora…..

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    • Mariana Merino

      Es una experiencia muy especial. Y conoces mucha gente de distintas partes del mundo. La mejor época es la primavera o el otoño para que las temperaturas sean más agradables.

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  5. Marcial Argandoña Galetti

    Magnífico reporte y fotografías.
    Me trajo a la memoria los lugares recorridos hace unos años.
    Muchas gracias y felicitaciones.

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    • Mariana Merino

      Qué bueno! Son lugares realmente lindos!

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  6. Jrisi Tefarikis

    Maravilloso reportaje escrito desde el fondo del alma. Se me puso la piel «carne de gallina». Una descripción excepcional de la ruta que parte desde Portugal, un país que tiene la mística precisa para realizar esta ruta » inicial» para el cuerpo físico y para el espíritu.
    Gracias por este relato auténtico hasta en los detalles más nimios.
    Mis más sinceras felicitaciones!

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    • Mariana Merino

      Muchas gracias a ti por tu maravilloso comentario!

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  7. Bernardita del Real

    Felicitaciones !!! Una experiencia maravillosa que nos regalas y nos “ haces sentir “ las emociones vividas , gracias !! Me conmueve y agradezco el relato de tan potente experiencia

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  8. Matias Vieira Guevara

    Muchas gracias, lindísimo relato y hermosas imágenes.
    Pocas veces se ven fotos del Barcelos de mi abuelo.
    También he estado en Santiago, aunque no en peregrinaje, y lo describes magistralmente.
    Solo una observación: las conchas no son de almejas sino de ostiones, o «vieiras».
    Un abrazo

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    • Mariana Merino

      Muchas gracias por tu aclaración. Toda la razón! Barcelos es una ciudad muy bonita que merece conocerse.

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  9. Eleonora Godoy Divin

    Felicitaciones Mariana!, estupenda descripción de uno de los peregrinajes iniciaticos más fascinantes del mundo y que hallas tenido la valentía de tomar la decisión de realizarlo sola, desde el otro extremo del mundo…! doble peregrinaje!..(…)
    Me permito agregar, el nombre « Compostela » pareciera haber surgido de estar en la « ruta de las estrellas » o « Campus Stellae » campo de las estrellas, (producto de una vision mistica del lugar) de donde derivo Compostela, y donde la devocion de « Sanctus Iacobus », San Jacobo (« Saint Jacques de Compostelle» en français) que por contracción de Sanct Iaco, se origino nuestro conocido Santiago, y « Santiago de Compostela »…

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    • Mariana

      Así es ! Muchas gracias por agregar esa información

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  10. Karla

    Gracias Mariana, que bonita experiencia y excelente relato.

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  11. Eleonora Godoy Divin

    Gracias a ti Mariana, que con tu peregrinaje nos traes una de las hazañas espirituales consideradas más interesantes del Cristianismo. En realidad realizar el camino de Santiago Compostela es una forma de preparación espiritual para la vision final que seria la « Jerusalem Celeste », la Catedral de Santiago…un complejo arquitectónico absolutamente extraordinario, Patrimonio de la Humanidad…

    Abrazo grande

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  12. Ximena Castillo

    Hice el Camino de Santiago en 1999, año Jacobeo y el último del milenio, partiendo desde Leon y caminando sola con mi mochila por el Camino Francés hacia Santiago de Compostela. Tenía 50 años y hartas penas a mi espalda. Pero ese camino mágico me enseño lo que es importante en la vida, y a caminar ligera de equipaje. Caminaba entre 20 y 25 kilómetros diarios a 4 kilómetros por hora .Comia en bares de pueblo o pan de campo con algún agregado. La gente es muy amable con el peregrino y le regala quesos, frutas, frutos secos.Llegar al albergue era una gozada, sacarse las botas y los calcetines, nada mejor y preparar algo de comer , que muchos compartían, y conversar con gente de tan distintos lugares y edades . Gente a caballo, en bicicleta, en grupos. Que experiencia!!
    No recuerdo una sensación más maravillosa que estar parada en el Monte del Gozo teniendo la Catedral de Santiago a mis pies en la última etapa.
    Mi mochila estaba casi vacía, el corazón lleno de agradecimiento a Dios por poner esa loca idea en mi cabeza y por haber tenido la fuerza para hacerlo, 320 kms. Y mi vida ya no volvió a ser la misma.

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    • Carmen Schmitt

      Ximena, me has hecho llorar… Impactante el proceso espiritual por el que se atraviesa y casi incomprensible que físicamente hayas tenido el coraje, la entrega y la fortaleza de caminar 320 kilómetros hasta alcanzar tu meta. Si Mariana y tú no nos cuentan en qué consiste el Camino a Santiago de Compostela, para muchos de nosotros hubiese sido literalmente de no creerlo. Gracias por haber compartido con nosotros tu experiencia. Toda mi admiración…

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    • Mariana Merino

      Ximena, toda la razón, expresas muy bien las emociones que a uno lo invaden cada día. Yo espero volver y hacer el camino francés completo cuando tenga el tiempo. Hay algo que se queda con uno como bien dices y muchos vuelven. Te felicito por tu iniciativa! Es muy bonito encontrarse con otras personas que han hecho El Camino, se convierte en un lazo, como si uno se conociera de toda la vida.

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    • Klau

      Que maravilla Ximena y que valiente al hacer el viaje sola. Imagino lo grandioso que debe haber sido para ti recorrer esos caminos. Personalmente , me encantaría poder realizarlo es una idea que estoy alimentando. Un abrazo para ti

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  13. Soledad Miranda

    Mariana, ¡qué maravilla encontrarte en el Camino de Santiago! Precioso relato, magníficas las fotos que dan cuenta de lo lindo que es un continente donde no hay terremotos. Y gracias por compartir algunas de tus emociones y pensamientos… un gozo total.
    Soledad Miranda

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    • Mariana Merino

      Gracias Soledad, un gran abrazo para ti!

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  14. Klau

    Que maravilloso, vi la película con Martin Sheen y desde entonces quedó dando vueltas en mi cabeza los paisajes, la experiencia que puede ser un viaje como aquel. Me encantaría poder hacerlo y no dejo de pensar en el. Gracias por compartir tan bella experiencia.

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