Vive hace 10 años en Londres, 6 de los cuales trabajó en la BBC. Un cargo al que renunció para volver al origen de su cambio de país y de piel: su creatividad. “Si bien me fue bastante bien como periodista, esto no es lo que yo vine hacer a  Londres”. No.  A Londres se fue a estudiar dramaturgia y dirección teatral a una de las mejores academias del mundo.  En Chile, mejor alumna en la Universidad Católica, ex Mercurio, ex revista Qué Pasa, hoy escribe sus obras en inglés. La última, The Colour Violet, es un monólogo inspirado en el viaje mental de Violeta Parra a través de sus últimas composiciones y que se estrenará en agosto en la capital británica.

“Que interesante saber de esta mujer excepcional”, “no sabía nada de ella”, “¡qué orgullo!”, “un lujo hacer periodismo desde la BBC”,  fueron algunas de las 44 reacciones que recibí en Instagram, cuando resumí la vida de Cony, tras conversar con ella en Brighton en junio pasado. De hecho, la había conocido en Santiago cuando comenzó a colaborar en la revista argentina “Para Ti” con artículos de una acuciosidad  siempre superior a lo esperado. Sus rasgos: inteligencia, sencillez, buen humor, desenfado ante lo inamovible y con las cosas claras: “Yo estudié periodismo porque quería ser guionista y en ese tiempo no había otra alternativa. Como periodista me fue bien. Sin embargo, a los 24 años era senior en Chile. Y de ahí, ¿qué? Algo no encajaba, por lo menos para mí. Y me planteé ir a estudiar dramaturgia y dirección teatral por un año. Lo que siempre había querido”.

Postuló a la Royal Academy of Dramatic Art (RADA)en Londres, Reino Unido, la misma de donde salieron Vivian Leigh y Anthony Hopkins, entre otros. Y quedó en un master. Sin embargo, recién llegada a Londres, el camino no fue fácil. “Después de haber sido en Chile siempre ‘la mejor’, tuve aquí que probar a cada rato que no era estúpida”, confiesa. “Yo juraba que hablaba inglés sin acento, pero nadie me entendía. Y si no estás acostumbrada al acento británico, es muy duro al principio”. Weak Edward fue su primera obra en inglés, la que junto a 10 integrantes llevó a República Checa en representación de King’s College, la otra institución ligada a su master. A pesar de que solo una de las actrices era británica, los pusieron en el teatro municipal y estuvo a tablero vuelto. “Nos alojaron en un hotel, nos pagaron las comidas… Y yo dije: ‘¿Por qué la gente de teatro se queja después de esto? Yo quiero hacer puro teatro´. Pero, fue suerte de principiante. Bueno, debut y despedida. Nunca más me tocó”, se ríe…

No obstante, la vida comenzó a darse. “Lo vio un productor de The Rose, teatro levantado sobre las ruinas de uno de los principales 3 teatros de la época de Shakespeare -donde Shakespeare estrenó sus primeras obras- y nos ofreció una temporada. Ese mismo teatro después me invitó, esta vez como directora, a liderar el montaje de  Santa Juana, de Bernard Shaw, cuando se conmemoraban los 600 años del nacimiento de Juana de Arco. La obra -dicen- fue por la que le dieron el Nobel a Bernard Shaw. En ese minuto, yo estaba teminando de escribir Self-Criticism (Autocrítica) que luego la presentamos en el fringe de Edimburgo, el principal festival de teatro alternativo del mundo. Además la codirigí con Sebastián Concha, también chileno, protagonista del Weak Edward, que además se transformó en un gran amigo. De chiripa la vio la directora del GAM, que estaba en Londres y le encantó, así que nos llevó a una mini temporada en Santiago, en 2013”.

Por esa época la contrataron full time en la BBC y debió relegar su producción artística a sus ratos “libres”. Aun así, escribió el guión de una película (actualmente en busca de productor) y un piloto de serie de televisión. “Yo igual lo pasé bien haciendo periodismo en la madre de los medios a nivel mundial, no puedo ser malagradecida”, confiesa. El contrato con la BBC le ayudó, también a pay the bills (pagar las cuentas)”, cuenta. Y su primera decisión, tras renunciar a la BBC, fue volver al teatro y retomar el monólogo que había dejado guardado en un cajón por un año: “The Colour Violet”. Una obra psicológica -entonces de 20 minutos- sobre el último tiempo de Violeta Parra, estudiando las letras de sus últimas composiciones. “Si las escuchas bien, pasan por todas las emociones posibles: tristeza, amor, rabia… mucha rabia, desesperanza. Obviamente, este es un viaje de ficción, porque no tengo idea de lo que pasó por su cabeza, pero el tema de la salud mental me interesa muchísimo. Esta es mi interpretación del viaje que lleva a una mujer brillante, una artista integral, tremendamente talentosa, a quitarse la vida. Una mujer muy criticada en su época por las decisiones que tomó, pero por lo mismo, admirable. Por lo menos para mí”.

Para Cony, el último tiempo ha sido muy movido y de decisiones trascendentales. Pero, como parecieran las correctas, la felicidad se le nota en la cara: “Así es como uno se ve cuando haces lo que te gusta, y cuando te gusta lo que haces”, definió en el pre-estreno de la obra, que realizó en la embajada de Chile de la capital británica. La obra terminada dura ahora 45 minutos. Con un grantde la Anglo-Chilean Society, enfrenta a su vez algunos de los gastos de montaje para las tres noches de estreno que harán en el festival Camden Fringe. En esta versión, Violeta es interpretada por la actriz chilena residente en Londres, Francisca Olivares y dirigida por Diego Poupin.

Sin embargo, hoy los planes de Constanza Hola no terminan en Camden (el barrio alternativo), ni siquiera en Londres. “Me gustaría mucho hacer una versión en español de The Colour Violet y montarla, por supuesto, en Chile”. Y lo logrará. Como ella misma dice, no es que sueñe en grande sino que tiene la perseverancia necesaria para que sus planes resulten.

Crédito fotografías: The Colour Violet (Andy A. Lee), Weak Edward (Lara de Castro) y Self Criticism (Gentileza GAM).