Un tipo de vacaciones, cuyo propósito histórico fue superar cualquier otro, en cuanto a servicios, sofisticación y calidad excepcional. Zarpando desde Fort Lauderdale, ésta fue la ruta que emprendimos en el APEX de Celebrity Cruises  al atardecer del día 23.

Nuestra aventura finalizó hace dos semanas. Sin embargo, aún me siento navegando en ese mega barco que terminó de construirse en astilleros franceses en 2019 y que, por efectos de la pandemia, recién ahora emprendía ruta por el Caribe Occidental. Una vivencia en que no solo fue la celebración del mismo día 24 de diciembre a bordo, sino que nos llenaría de entretenimientos cada minuto durante los siete días de travesía, sin siquiera darnos cuenta de tanta actividad ambiente ni tampoco tener consciencia de tanta diversión a mano. Porque era simple. Si uno no leía el informativo que el valet nos dejaba cada mañana bajo la puerta de la cabina (una habitación con ventanal al exterior) usted ni se enteraba de lo que sucedía en los 18 pisos del APEX. Por el contrario, si uno no quería participar en ellos, era cosa de mirarlos por la noche en el televisor inmenso que uno tenía frente a su cama.

Según entendidos -dentro del debate que existe entre quienes aman o aborrecen viajar en crucero- es un hecho que en los últimos años ha evolucionado el mundo de los cruceros, dándosele mayor valor al concepto de experiencia. Por otro lado, hoy existen diferentes niveles de segmentación, sea usuarios, precios o estilos. El sinónimo de “crucero igual piscina” quedó obsoleto. Hay tal infinidad de rincones para disfrutar a cada instante, que a pesar de haberme paseado por el buque completo, seguía percibiendo nuevos lugares que no alcancé a conocer. Los fumadores felices. Disponían de 3 espacios, desde donde era posible mirar muy de cerca el agua a raz, en lo que parecía más bien una escenografía de recogimiento (con obra de arte incluida) mientras el crucero iba dejando su estela atrás.

¿Opciones? Las que usted quisiera. Excursiones en tierra. Y en alta mar espectáculos, shows de noche, teatro, cine, comediantes, spa de lujo, tiendas de marca elegantísimas exponiendo rubíes y safiros, Bulgari Grand Opening, galerías de arte, subastas, performing arts, clases de baile, de pintura, coros sing-a-long, Abba en fiesta, bingos musicales, competencias familiares, juegos y lo que nos hizo reir mucho: el Silent Disco: un DJ manejando 4 canales con música distinta, que los pasajeros sintonizando a gusto a través de sus audífonos personales. Resultado: todos bailaban al son de lo que escuchaban y cantando, sin escuchar al resto, a voz en cuello.

Los espectáculos nocturnos fueron insuperables. Traer a bordo al grupo Attraction –el teatro de sombras, con cuya producción sus integrantes ganaron el británico You´ve Got Talent- fue un As. Qué decir de la última noche con Rockumentary, el show sobre la historia del Rock que la gente no terminaba de aplaudir. Gran responsabilidad de la canadiense Shawna Hachley, Directora de Entretenimiento del APEX, quien desde hace 13 años capta lo mejor del mundo para deleite de todos en el crucero.

¿Cómo me sentí cuando el crucero tocó finalmente tierra?… Desenfocada, por decir lo menos. Porque hasta el momento nuestra realidad se iba dando, de sorpresa en sorpresa, de acuerdo al lujo que nos iba mostrando también su cocina. Ya era una costumbre preguntarnos: ¿En qué restaurante desayunaremos hoy, o en cuál cenaremos esta noche? ¿En el de comida mediterránea, o norteamericana, o francesa o italiana? El 25, día principal para los norteamericanos, reservamos cena en el Raw on 5, restaurante ubicado en el piso 5º (de los 18 del APEX), admirados por su torre de mariscos, plato principal de un menú exclusivo que había publicitado meses antes.

Key West, Belice, Cozumel y Gran Caiman, donde el APEX recaló, quedarán para próximos artículos. Lo que nos resta es conocer la historia de la familia Chandris, la que al realizar en 1989 el primer crucero de Celebrity, le prometió a sus pasajeros un nuevo tipo de vacaciones que sobrepasaría todo lo conocido hasta el momento, en cuanto a servicios, valor, sofisticación y calidad. ¿Y por qué nos gustó tanto el crucero en Navidad? Porque a bordo, no fue solo la celebración del 24 sino la entretención, la música, los festejos y la animación que se prolongaron durante los 7 días de la travesía. En instantes, para mí, una experiencia sublime y que realizamos en la mejor época del año. Retornamos a tierra el 30, bajándonos del APEX con mil recuerdos. Entre ellos, la promesa de no perder nunca el sentido de aventura. Con una tentación extra que nos recomendó su capitan, el griego Dimitrios Kafetzis. «Ustedes deben ir a Grecia con Celebrity, y navegar back to back sus dos mares». Todo en momentos en que nos despedíamos y que el APEX preparaba sus motores nuevamente para emprender ahora su regreso a Europa.