Que el turismo se abriera tras tanta dificultad pandémica, nos ha hecho re-aprender la historia de manera inimaginable. Aunque estuviéramos cansados de conocer tanto, en poco tiempo, fue un privilegios que nos explicaran en terreno, cerca de Fátima, la historia de este majestuoso monasterio de Batalha que, tras el enfrentamiento con los castellanos, el Rey Juan I ordenara construir en homenaje a la divinidad por la victoria de su ejército frente a España, que a la larga llevaría a la independencia de Portugal.
Aparte del Monasterio de los Jerónimos -como obra arquitectónica máxima- en Portugal le sigue en importancia el Monasterio de Batalha, que diera origen a la independencia del país luego que el 14 de agosto de 1385 sus tropas se enfrentaran a los castellanos cerca del pueblo de Aljubarrota, en circunstancias muy disímiles: los castellanos con 30 mil soldados y el apoyo de los franceses, contra 6 mil tropas portuguesas, reforzadas por las inglesas. En lo que fue un verdadero cuadro táctico, los portugueses (con la astucia que los enorgullece) rodearon como en pinza al ejército enemigo. Y no solo lo vencieron, sino que lo diezmaron en una victoria contundente. Un año después de Aljubarrota, el Rey Juan I ordenaría la construcción de este monasterio domínico en agradecimiento a la Virgen por su auxilio. De aquí su nombre oficial: Mosteiro de Santa Maria de Vitória, cuya construcción tomó dos siglos durante 6 reinados (los de Eduardo I, Alfonso V, Juan II, Manuel I y Juan III) – constituyendo hasta hoy uno de los hitos más importantes de la historia portuguesa.
Cuando nosotros visitamos Batalha, uno de los mejores ejemplos del gótico tardío y cuna del arte manuelino, solo vimos parte de este templo. Esto porque en Portugal sus grandes obras están en trabajos constantes de mantenimiento. Pero, sí, supimos de los varios arquitectos que tomaron parte en su construcción. El primero, Alfonso Domingues, quien asumió la dirección en 1388 y configuró, con un estilo gótico radiante, casi todo el templo a pocos kilómetros del lugar exacto en que tuvo lugar el enfrentamiento. Le seguiría David Huguet, quien aportaría el estilo gótico flamígero en su fachada principal, con un efecto de altura sin fin. En tanto, el estilo manuelino provendría de la euforia que produjeron las expediciones navales portuguesas por todo el mundo, definido por el Rey Manuel I, en que la piedra se trabajó como si fuera encaje. Y en 1532 dejaría su sello Juan del Castillo, el único arquitecto del mundo que cuenta con 7 edificios designados como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Entre ellos, el Monasterio de los Jerónimos, cuyos méritos lo hicieron acreedor de la mayor condecoración portuguesa: Caballero de la Orden de Cristo.
Próxima al Monasterio, la estatua de Nuño Álvares Pereira, el estratega más brillante de la historia de Portugal (militar, religioso y aristócrata) que mostraría su genio militar al mando de su pequeño ejército en la batalla de Aljubarrota, victoria que sería decisiva para la consolidación de la independencia. Llamado Santo Condestable (Protector de Portugal y Comandante en jefe del ejército) ingresaría posteriormente como religioso de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, siendo canonizado más tarde por el papa Benedicto XVI. Todas fuerzas que encausarían a lo que Batalha es hoy: Monumento Nacional, Museo, Patrimonio de la Humanidad, una de las Siete Maravillas de Portugal y Panteón Nacional (dado que alberga las tumbas de los reyes que lo construyeron). Actualmente, uno de los monumentos más visitados de Portugal.
Fuera de esta explanada, existe la villa de Baltalha, eclipsada por la fama del Monasterio, que se formó con los artistas que en sus inicios llegaron a tomar parte en su construcción. Una visita imperdible para quien viaje a Portugal, como nos lo confirmó quien fuera embajador de Chile ante Lisboa, Pedro Pablo Díaz, en conversación con nosotros hace tan solo dos semanas y a la cual usted puede acceder, de primera fuente, a un panorama completo de norte a sur del país, en https://benditoplaneta.cl/2022/08/26/pedro-pablo-diaz-ex-embajador-en-portugal/, donde también usted podrá comentar.
Y a pocos minutos del centro, no pierda la oportunidad de disfrutar del restaurante Mosteiro do Leitao (el Monasterio del cerdito), donde los viajeros recuperamos la energía para seguir visitando este país fuera de serie. Porque aquí, en base a cerdo asado en horno a leña, la cocina portuguesa muestra en toda su dimensión el sabor de una gastronomía inolvidable.
Gracias por ayudarme a conocer más la historia de este bello país pienso que nos a falta a muchos países un Nuño Alvarez para que tenga la valentía y el coraje de poner las cosas en su lugar en este mundo tan convulsionado sobre todo mi querido Chile Gracias Gracias
Batalha es uno de los imperdibles de Portugal. Si tienes poco tiempo para recorrer el Mosteiro no lo pierdas en comer en un restorante, en la explanada hay unos kioskos donde venden pan y queso con los que hacerte un sandwich delicioso
Qué bellos momentos nos traes Carmen. Un sitio solemne y sobrio. Fantástico país.
Gracias Carmen, por las hermosas fotos y tu relato de este gran sitio histórico portugués.
Gracias Carmen por contar la historia y mostrar lindos lugares de mi querido país putativo❤️ . Siempre recomiendo hacer un tour por Óbidos, Nazaré, Batalha y Alcobaça. Y si hay tiempo, pasar por las playas de Martinho do Porto y Peniche, y desde ahí ir a las maravillosas islas de las Berlingas, lugar preferido de los ornitólogos por su variedad de aves.
Macarena, nosotros no llegamos hasta Alcobaça. Pero, te prometo que a la próxima te escribo sobre Fátima, en el camino a Nazaré…
Gracias Carmensita por este buen artículo, me encanta volver a recordar este bello viaje que compartimos.