El viaje de vacaciones de un matrimonio, recorriendo por tierra la preciosa costa este de Estados Unidos y su historia en Niagara Falls.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: Gonzalo Redondo.
Salimos con mi mujer rumbo a Estados Unidos desde Panamá, con el propósito de disfrutar de unas vacaciones con bastante aventura y poca planificación. Hace mucho tiempo que no viajábamos de esta forma pues la preparación y anticipación de eventos posibles han estado presentes con la misma importancia de los pasaportes para viajar. En esta ocasión, nuestras vacaciones tendrían este perdido y recordado perfil y nos fuimos de aventura. El objetivo del viaje consistió en arrendar un SUV en Miami International Airport y recorrer la costa este de Estados Unidos hasta Massachusetts y naturalmente regresar a Miami.
Nuestro viaje está en desarrollo, y cuando lean esta nota de día domingo 09 de Julio, ya estaremos de regreso en Miami. Escribo esta historia desde un hotel en North Carolina, luego de manejar 800 kilómetros durante el día de hoy bajando desde Pennsylvania. Son las once y media de la noche y estamos muy contentos y agotados. Desde que iniciamos nuestro viaje en Miami, hace poco más de una semana y hasta nuestra llegada hace dos horas a North Carolina, hemos recorrido 5.600 kilómetros. La ruta consistió en llegar a Charleston y Columbia, South Carolina desde Miami, para luego avanzar hacia Charlotte North Carolina y cruzar luego a Virginia, West Virginia, Pennsylvania y New York para poder ingresar a Niagara Falls City/Buffalo, salir desde Niagara Falls rumbo a Syracuse, luego a New York City y más tarde continuar a Newton/Boston/Rockport/Gloucester/Danvers Massachusetts, para entonces comenzar el regreso desde Danvers hacia Falling Water, la casa de fines de semana de la familia Kauffman, diseñada por el arquitecto Frank Lloyd Wright (UNESCO World Heritage), construida en 1936 y próxima al hermoso parque nacional de Laurel Highlands, y desde este punto del viaje bajar hoy viernes hasta North Carolina. El viaje ha sido absolutamente extraordinario. Carreteras perfectas. Desde North Carolina hacia el norte todo es verde intenso, con bosques de enorme altura que lo cubren todo, montanas, lagos, lagunas, ríos, casas hermosas a la izquierda y a la derecha del camino, granjas y animales que podrían estar en fotografías de postal, campos universitarios que le dan vida a verdaderas ciudades y pueblos, propagandas de Biden y Trump que sobrevivieron al tiempo, gasolineras casi equipadas para ir a la luna, restaurantes, túneles que cruzan montañas, líneas de tren que asoman desde un bosque y se pierden en otro, hikers con cañas de pesca saliendo desde los bosques al camino, 18 wheelers (camiones de transporte de 18 ruedas que son fantásticos de ver trasladarse en las carreteras, RV’s (Recreational Vehicles) que a su vez jalan el auto y la moto de quienes habitan el RV y tanto más que se observa en un road trip.
Esta nota, sin embargo, es sobre Niagara Falls, las maravillosas Cataratas del Niágara que comparten Canadá y Estados Unidos. Se trata de un national park, en el cual se encuentran las cataratas y que fue el primer national park de Estados Unidos. Llegamos hasta Niagara Falls bordeando desde una corta distancia el lago Erie y, al llegar a Niagara Falls en territorio de Estados Unidos, ingresamos al national park y estacionamos nuestro automóvil para entrar en acción. Niagara Falls es un lugar fantástico, tiene una infraestructura de hoteles para permitir a sus visitantes quedarse si ésa es su preferencia, calles con restaurantes de muy variada gastronomía y la de India es espectacular. Naturalmente están las cataratas y ellas se pueden experimentar de tres maneras distintas. La primera consiste en observarlas sin la necesidad de hacer contacto con el agua desde algún mirador, apreciar las caídas de agua en territorio de Estados Unidos (llamadas American Falls y Bride’s Veil) y de Canadá (cuyo nombre es Horseshoe, la más grande de las tres). La segunda consiste en vestir un poncho impermeable y decidir bajar caminando hasta casi el punto de caída del Bride’s Veil. Esto es una experiencia absolutamente náutica. El poncho no sirve de nada y el agua en suspensión, junto con la fuerza que impulsa esas partículas de agua en suspensión, termina mojando toda la ropa que uno lleve puesta. Literalmente desde los calcetines y calzado, pasando por ropa interior y el resto de la ropa mas expuesta al agua. La experiencia es de un agrado sorprendente.
La tercera es la más emblemática. Consiste en vestir otro poncho impermeable y decidir abordar el Nikola Tesla, una de las embarcaciones que lleva a aproximadamente 50 personas navegando hasta un punto muy próximo a la caída de las tres cataratas y experimentar lo que es sentir esas caídas desde su majestuosidad visual, el sonido permanente del agua cayendo y reventando, la increíble energía que se libera y que golpea a todo el cuerpo y rostro, estrellando las partículas de agua en suspensión contra uno y finalmente quedar absolutamente mojado, empapado. O mejor expuesto: experimentar lo que es entrar a una ducha de baño, abrir las llaves de agua, entrar a la ducha vestido y quedarse bajo el chorro de agua aproximadamente 20 minutos. Así de claro es, absolutamente mojado pero muuuuuuy contento.
Otra maravilla de Niagara Falls es que se puede cruzar desde Estados Unidos a Canadá a través del Rainbow Bridge, ya sea caminando o con vehículo. Intentar cruzar el puente pareciera ser una invitación a un momento más de entretención en esta visita al national park, pero sería un grave error hacerlo sin los papeles correspondientes de migración. Canadienses y norteamericanos lo hacen con enorme naturalidad, pero es otra situación migratoria para otras nacionalidades. No equivocarse…
Bueno, hasta acá llego yo con mi narración y con enorme cansancio. Necesitamos dormir y prepararnos para comenzar el viaje de mañana, doce horas hasta Miami. Les recomendamos muchísimo Niagara Falls y si en un viaje a New York City deciden arrendar un automóvil y visitarlas, será una experiencia absolutamente inolvidable y de contacto con las maravillas del Planeta.
Diseño webpage: María Eugenia Vargas
Interesante y entretenido el relato
Estupendo relato Gonzalo; cuentan con toda mi admiración por la capacidad de hacer ese maratónico viaje; gracias por compartir esa experiencia.
En abril de 1985 visité por primera vez la cataratas con mi marido y mi hija en ese entonces, de 18 meses. Veníamos en auto desde Bufalo. Recuerdo un dia muy frio y con neblina, pero la visión de las cataratas me impactó. Volveríamos a visitarlas años después, pero del lado canadiense en 1999, aprovechando una visita a Toronto.
Son lugares mágicos a los cuales se desea siempre volver.
Que tremendo viaje Gonzalo, me imagino los paisajes que deben haber disfrutado kilómetro a kilómetro!
Felicitaciones!!!!
De Patricia Alrringo
Aplausos… Increíble!
Un abrazo
De Alicia Larrain Chaux
Fascinante!!!
Largo y precioso viaje, muy justificado a pesar del esfuerzo. La costa este de USA tiene mucho que ofrecer en interés y belleza, lo que he podido confirmar personalmente en reiteradas visitas a la familia y las amistades. En cuanto a las cataratas del Niágara son un espectáculo formidable por lado y lado. Yo las disfruté más en Canadá. Felicitaciones a Gonzalo por su espíritu aventurero y por saber transmitir sus experiencias.
Muy entretenido, bien explicado, fué como viajar uno misma !!! gracias por compartir la experiencia !!!!
Extraordinaria experiencia, un viaje memorable. Muy buen reportaje.