TEXTO: Marcelo Sandoval C.

 

Para muchos turistas es una ciudad de tránsito entre Madrid y Barcelona y sólo descienden de sus autobuses para visitar la majestuosa Catedral de El Pilar, ubicada a un costado del río Ebro. No saben lo que se pierden. Es la capital de la comunidad de Aragón y fue fundada por el mismo César Augusto, de ahí el nombre que derivó en Zaragoza (con orígenes Iberos y nombre Salduie). Es una de las localidades españolas más ricas del norte. Un gran polo industrial donde el magnate de Inditex, Amancio Ortega, tiene su centro de acopio y reparte sus prendas y complementos a toda Europa. A una hora y veinticinco minutos en el tren de alta velocidad (AVE)  y a tres horas y media en el autobús desde Madrid,  la capital de los maños (aragoneses) tiene historia romana y árabe. Está llena de parques, comercios, museos y grandes avenidas. Sus bares (dicen que es el lugar con más locales en toda la Península), sus modernos restaurants están por doquier y a precios para todos los bolsillos, donde se disfruta una rica trucha o un rico asado de ternasco.

 

 

Llegando a la capital aragonesa, lo que más impresiona es su estación de trenes Las Delicias, una imponente infraestructura bajo la superficie que conecta la ciudad con casi todos los rincones. Caminando desde ahí, se alcanza  la avenida de la Independencia, su centro neurálgico donde están las principales tiendas y las marcas más famosas. La locomoción es buena -como en todas las ciudades hispanas-  incluso con un hermoso tranvía que comunica varios puntos importantes. Muy recomendable. Si nos desplazamos hasta el Ebro, se llega al mercado central recientemente reformado y a la estatua de César Augusto. A unos metros, la imponente Catedral de El Pilar, incluida en la ruta mariana junto a Lourdes y Fátima. Su origen es de principios del siglo I. Cerca de ahí, más desconocida, pero apoteósica está la Seo, otra imponente catedral de arquitectura romana, gótica y barroca con un gran museo de tapices.

 

 

MÚLTIPLES VESTIGIOS ROMANOS  Y ÁRABES

 

Con más de 674 mil habitantes, su nombre actual viene del romano Caesaraugusta en honor del emperador del mismo nombre. Este dato lo aprendí en mi primer viaje, en la primavera del año 1995. Desde esa fecha he ido en innumerables ocasiones, y es la ciudad que más quiero y donde he aprendido a conocer algo del alma española. De allí es oriundo Luis Buñuel (de Calanda); Goya (de Fuendetodos) y también Eva, la solista del grupo Amaral. Zaragoza está marcada por la historia romana, musulmana y también por haber sido sitio de concilios de la iglesia y de grandes batallas como la ocurrida durante la dominación napoleónica en el siglo XIX. Un tema de la Orquesta Huambaly de los años 50, «Agustina de Aragón», nos da  a conocer en este sitio a la heroína que luchó contra el dominio galo en la zona.  Como se puede leer en los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, la Puerta del Carmen (una de las doce puertas que cerraba la ciudad) es un monumento de la época que recuerda ese momento de la historia.  De los títulos que le fueron concedidos, Zaragoza ostenta seis: Muy noble, Muy leal, Muy heroica, Siempre heroica, Muy benéfica e Inmortal; todos aparecen en su escudo. Muy Noble y Muy Heroica reconoce el valor de la urbe durante los Sitios de Zaragoza (1808-1809)

 

 

 

El río Ebro que cruza la ciudad nace en Cantabria y desemboca en Tarragona, pero es en Zaragoza donde sus aguas se desplazan altivas, serenas y otras veces con potencia infernal, provocando grandes desbordes.  Uno de los puentes más importantes es el de Piedra que data de 1401, lugar donde la selfie es un acto de rigor. Otro retazo de pasado romano son algunas murallas que se conservan casi intactas cerca del Mercado, y otras dispersas por la plaza de El Pilar, y también los Muros de los tiempos de Tiberio. Además, hay fragmentos de un Foro, termas, anfiteatro y puerto fluvial. El Palacio de la Aljafería es uno de los más hermosos de la España Peninsular.  Corresponde a la arquitectura de los árabes que dominaron estas tierras del norte. Fue construido en el siglo XI. Tiene una variada trayectoria: ha sido Alcázar islámico hudí, palacio medieval mudéjar, palacio de los Reyes Católicos, cuartel de la Inquisición y cárcel. Actualmente,  en sus dependencias se encuentran  las Cortes de Aragón y el gobierno autónomo. Sólo un importe de cinco euros permite trasladarse a esos momentos de la historia y recordar, por ejemplo, a Isabel y Fernando (nacido en Aragón) paseando por sus jardines o alardeando la posesión de sus territorios desde un amplio mirador.

 

 

 

LOS MILAGROS DE LA PILARICA

 

La Catedral de El Pilar es un enorme edificio de tres naves, llena de capillas interiores, altar mayor, coros, coretos y otros espacios. El que más destaca es el altar donde está la diminuta imagen de Pilar, o Pilarica como le dicen ellos a la patrona de las Américas, y donde todas las banderas del continente americano están incluidas. Aunque un poco deslucida, y con falta de limpieza, se divisa la chilena junto al resto de países hermanos.  Es tal la devoción mariana, que se le atribuyen muchos milagros a esta virgen. Durante la guerra civil cayeron tres bombas, pero no explotaron; ahora están en un museo, a metros de la nave principal. Cuenta la leyenda que María –madre de Jesús, sobre el año 40 D.C. cuando aún vivía–  se le apareció al apóstol Santiago sobre una columna de jaspe (de ahí su nombre de Pilar) y solicita que en ese lugar se construya un templo, que es donde hoy se le venera como Virgen del Pilar. Vestigios de esos tiempos están resguardados en una muralla, y convertidos en un “besa muro”, rito que cumplen todos los que llegan hasta el lugar (ahora en tiempos de pandemia, debe ser difícil).

 

 

La explanada antes de llegar a la Basílica es el sitio donde el 12 de octubre se celebra con fuerza y mucho entusiasmo el Día de la Raza –en la actualidad Día del encuentro de los dos mundos- pero siempre el Día Nacional de España. La pequeña imagen de la Pilarica es llevada a la plaza y una larga fila de aragoneses con un ramillete en sus manos va creando un manto kilométrico con las mejores flores de la zona. Es también el momento de vestir los trajes regionales, participar de ferias con productos de la zona y bailar jotas, flamenco pop y hoy día hasta reaggeton. Las fiestas están en todas partes y el ayuntamiento contrata figuras como Bonnie Tyler para disfrutar Total eclipse the heart a cero euros, en amplios escenarios del centro. En las cercanías, el mall más grande de España y mayor centro de ocio de Europa: Puerto  Venecia. Un paraíso para los que van en época de saldos en las grandes tiendas como Primark, El Corte Inglés, C&A Ikea, por mencionar a algunos.

 

 

BUENA COMIDA Y CERVEZA

 

Los alrededores de Zaragoza tienen mucho que ofrecer, como Sos del rey Católico, un hermoso pueblo medieval (cuna de Fernando el Católico). También está Daroca, con una imponente muralla de casi cuatro kilómetros; Tarazona, con un casco antiguo muy hermoso; Gea de Albarracín, en Teruel, un pueblo pequeñísimo con mucha historia y hasta un coto de caza; Caspe, pueblo antiquísimo y con un pasado templario. Al visitar el Pirineo Aragonés hasta osos se pueden ver, claro que con los resguardos del caso. Llanos verdes, ríos, esteros y la hermosa estación de Canfranc  a pocos kilómetros de Francia. Hermosa edificación que ha sido locación de varias películas españolas. Y para comer ¡qué mejor que las migas! Las mismas que comían los pastores en las montañas. Claro que en el siglo actual con más complementos: se trata de trozos de pan frito en aceite con panceta o chorizo y condimentos. Esto se puede comer con uva blanca o la típica garnacha tinta, uva de la zona. La mezcla en el paladar es exquisita, por supuesto acompañado por un buen vino de Aragón o una fría cerveza local maña, la Ámbar.

 

 

Creo que Zaragoza no es sólo una ciudad de paso, moderna; es más que eso: capital acogedora, de buena comida y cerveza, y el lugar donde viven mis grandes amigos, Silvia y Jesús; una sanmiguelina y un maño de corazón. ¡Gracias, Zaragoza por tu hospitalidad!