Texto: Olga Kliwadenko

 

Es uno de los lugares más atractivos, plácidos y bucólicos de Inglaterra. Se trata de un pueblo diminuto, totalmente medieval, ubicado a dos horas de Londres, construido en el siglo XIII por ganaderos que descubrieron el espectacular negocio de la lana dorada que producían sus ovejas de caras blancas, llamadas “Leones del Cotsworld”, introducidas en el país hace más de dos mil años por los colonos romanos; animales grandes, sin cuernos, de un vellón largo y generoso, que incluso permitía reemplazar al lino.

 

 

Hoy día Castle Combe, ese lugar de ensueño, de cuentos infantiles, de casas de piedra color miel, la célebre piedra caliza o limestone británica, con no más de 350 habitantes, ya no se dedica a esa industria -aunque sus praderas son interminablemente verdes, ondulantes y tranquilas- sino que al turismo porque es un lugar tan bien conservado desde la Edad Media, en todos y cada uno de sus detalles, que parece un set permanente de Hollywood. De hecho, varias películas se rodaron en el lugar, entre ellas la primera versión de Dr. Dolittle, con el legendario Rex Harrison, Samantha Eggar y Anthony Newley. También Stardust (2007); «El Hombre Lobo» (2010) y las series de «El doctor Thorne». El pueblo fue también utilizado como lugar de filmación clave por Steven Spielberg para la producción de «Caballo de Guerra» y, en el último tiempo, en sus alrededores fue la locación favorita para la producción de Downton Abbey. Y esto, porque no es mucho lo que tienen que hacer los directores para ambientar el lugar.

 

 

En este sitio se respira un atmósfera especial, un poco fantástica, irreal, como si el tiempo se hubiese detenido; como si de pronto apareciera de la nada Monsieur Poirot, o el mismo Rex Harrison hablándole a los animales, o Agatha Christie, escribiendo una de sus novelas debajo de un frondoso y viejo roble inglés. Castle Combe es tan pequeño, que su calle principal se llama The Street, es decir, “la calle”. En la plaza hay un conjunto de cabañas siempre de piedra, una antigua cruz del siglo XIV donde se instalaba el mercado de lanas, una antigua bomba de agua y, más abajo, un tranquilo riachuelo de aguas transparentes. La Iglesia de San Andrés, construida en el siglo XIII, es el hogar del Castle Combe Clock, uno de los pocos relojes medievales ingleses que todavía funcionan.

 

 

Su origen fue primero un fuerte romano; luego, uno normando y finalmente un castillo en la parte superior del pueblo. Hoy día lo más cercano a un castillo es un impresionante Manor House, que se convirtió hace algún tiempo en un hotel 5 estrellas. Una hermosa edificación, siempre de piedra caliza, construida en el siglo XVII y rehecha dos siglos más tarde, en medio de un kilómetro y medio de jardines, con tupidos árboles y flores que explotan en las húmedas y calurosas primaveras. Junto con ofrecer alojamiento y deliciosa comida, como asados de faisán o de venado con Yorshire pudding, la hora del té es única, una obsesión cultural, una verdadera ceremonia para los ingleses. De hecho, en Gran Bretaña se beben unos 165 millones de tazas de té al día, ya sea de Earl Grey, Darjeeling, Assam o English Breakfast, entre otros. A las 5 de la tarde en punto, en los salones del Manor House se sirve el té con los scones tibios, con mantequilla y crema batida, además de sándwiches de pepinos.

 

 

Castle Combe se ubica en la llamada región de los montes Cotswolds, es decir, el corazón mismo de la famosa campiña inglesa, la auténtica Inglaterra llena de colinas y  bosques, al estilo de los de Sherwood, donde vivía el legendario Robín Hood, y que esconde tras su sencillez a vecinos muy importantes. Por ejemplo, Carlos de Inglaterra posee una propiedad muy hermosa en las cercanías; Kate Moss y Lily Allen se casaron en los Cotswolds, y Liz Hurley y Stella McCartney tienen allí enormes residencias. Esta última posee una con más de 300 habitaciones. Y si alguien se decide a visitar Castle Combe, conviene recorrer también otros pueblitos de piedra caliza del mismo color ámbar, con tejas de paja que quedan a pocos kilómetros.

 

 

Cheltenham es el punto de partida, un pueblo en el estilo de Castle Combe, conocido para los aficionados a las carreras de caballos; luego viene Painswick, lleno de cottages o casas de campo, típicas del siglo XVIII, restauradas hace poco, más un legendario pub, The Royal Oak, del siglo XVI. Otra joya es Chipping Campden, una localidad histórica, presidida por la iglesia de St. James, del siglo XV. Tetbury, es otro lugar especial del Cotswolds.  Es un pueblo que es el centro de los anticuarios de la zona y donde residen por temporadas, no solo Carlos de Inglaterra, sino que muchos otros ricos y famosos. Para hacerle honor a este lugar de anticuarios, hay una iglesia gótica georgiana de Santa María la Virgen y María Magdalena con un bellísimo interior que mantiene los bancos originales desde que fue construida.

 

 

Ir a Inglaterra y no visitar esta zona es perderse una experiencia única, porque en la actualidad son pocos los lugares en el mundo donde es posible escapar del ruido, el exceso de población y el intenso tráfico de las grandes ciudades. Castle Combe, anclado todavía en el pasado, nos ofrece esa paz y tranquilidad, y mucho más aún.

 

 

COMO LLEGAR

LATAM, en vuelo directo o con escalas: www.latamairlines.com/cl – reservas flexibles, pudiéndose cambiar la fecha sin pagar multa. Todos con nuevos protocolos sobre seguridad e higiene.

 

DONDE ALOJAR

Al llegar a Londres: una ciudad que ofrece más de 6.000 hoteles y lugares de alojamiento. Algunos de ellos:

  • Hotel K+K George, muy cerca de la estación del metro.
  • El Strand Palace Hotel y el Radisson Blu Edwardian, ambos en Covent Garden.
  • Y el citizenM Tower of London, con vistas espectaculares al río Támesis, a la Torre de Londres y al Puente de la Torre, también con metro a la puerta.