Escritor y cronista de viajes, Gustavo Boldrini siempre vuelve a Chiloé -como un conjuro, dice él- para impedir que se extingan su naturaleza y su cultura. Aquí nos abre las puertas de Quemchi, ciudad natal de nuestro Premio Nacional de Literatura Francisco Coloane, quien nació en un palafito de su Costanera, que interrumpió sus estudios tras la muerte de su padre ballenero y que consagró a este lugar como la pequeña ciudad de un hombre grande.
Texto de Gustavo Boldrini – Fotografías de Jaime Osorio
Este 4 de agosto Quemchi cumplió 139 años y aún conserva intactas sus reminiscencias europeas y sus orgullosos ancestros huilliches. Una mezcla que encanta a los visitantes. Todo comenzó cuando a sus orillas bordemarinas llegó (en 1870) Edwing Langdon, muy animado ante el auge maderero que había al sur del Canal de Chacao. La selva -de laurel, mañío, avellanos, coihue- está al alcance de la mano y la demanda de madera desde Chile Central no cesa pues se la necesita para construir vías férreas, obrajes mineros, viñas… Edwing Langdon compra a orilla de mar a Juan Pablo Tocol, un aborigen que -vía Merced Real- tenía los derechos de propiedad en el lugar. En las últimas décadas del siglo XIX, muchos extranjeros llegaron a la zona y seguro que Langdon vio en ellos un contingente para poblar y emprender otros negocios. Entonces hace un plano urbano y ofrece los solares. Se lo aprueban de inmediato y el intendente, Martiniano Rodríguez, lo firma en agosto de 1881.
Y nació un poblado. Allí se alzaron astilleros, compañías navieras, herrerías y artesanos que salaban sardinas, ahumaban carne, mariscos, fabricaban galletas y velas para las tripulaciones que recalaban en el puerto. Al bordear el siglo XX, Quemchi fue un frenesí. En el lugar vivían los Johnstone, los Scholbach, los Mauret, los Ampuero, los Boldrini, los Demarchi… Además de un sinfín de insignes familias huilliches que les enseñaron como vivir allí: los Paillaleve, los Huichapani, los Calbún, Melechehuan, Nail, Chicuy… que se hicieron quemchinos. En 1930, la pequeña aldea huilliche/europea tenía dos hoteles: el Quemchi, de Scholbach, con tres pisos, y el Hotel Francés, de Mauret. Estaba la panadería de los Machado, y también botica, zapatería, peluquería, un sastre. Aparecieron clubes de básquetbol, de fútbol, un Club Musical (1919), cosas impensadas en el Chiloé tradicional.
Sin embargo, a medida que avanza el siglo las costumbres siguen siendo chilotas. El 8 de diciembre la Fiesta de la Purísima congrega gente de Aucar, Quiterquén, Morro Lobos, Queler… Siguen habiendo peleas entre conservadores y liberales y no se terminan las fiestas de yoco y reitimientos. Además cada dos o tres años, por sus calles camina Francisco Coloane que, además, escribe tantas crónicas y novelas que impide que el lugar de su nacimiento se hunda en el olvido. Los quemchinos, hábiles, no se olvidan del vate. No solo de él. Curiosamente, este poblado es cuna de otros escritores como Nelson Navarro, gran poeta; Carlos Olguín, abogado e historiador, y Edith Lobo, una de sus primeras habitantes y cronistas.
UNA BIBLIOTECA, UN MUNDO
Quemchi funda sus actuales fortalezas en lo campesino, la acuicultura, lo artesanal. Sus frutos agrícolas venidos de Queler, del Morro Lobos o de Quiterquén, aunque nadie lo crea, encontraron su primer lugar de venta en la Biblioteca de Quemchi. Allí la bibliotecaria, Teolinda Higueras, acogió a los campesinos y sus productos pues ella sabía que tan cultural es un róbalo o una lechuga como el más bello de los libros de don Pancho Coloane.
COMO LLEGAR
En estos días, acceder a Quemchi no es difícil. Ya no se llega por los caminos del mar, como hasta los años 60. Basta tomar un bus que desde Ancud, por la costa, bordea el litoral hacia el sur, pasando por Manao, Linao, Lliuco, Aucho. O saliendo desde Ancud por el camino a Castro (Ruta 5 Sur), conduciendo. A 40 kilómetros a la izquierda está Degañ, cruce hacia Quemchi. Unos 23 kilómetros por caminos abiertos, de suaves colinas ondulantes, aproximan la visión sobre la isla de Caucahué y el mar. Ya en el poblado se podrá estar en la Plaza Francisco Coloane. También cerca de sus casi 9 mil habitantes comunales, sus quehaceres agrícolas, la pesca, su delicada artesanía y sus esfuerzos por el turismo.
DONDE ALOJAR
Debido a la pandemia mundial, los hospedajes locales momentáneamente han estado cerrados. Sin embargo, todo se prepara para que este verano Quimche vuelva a renacer. Como siempre.
* Cabaña y Domo Notros – Avda. Langdon s/n, Quemchi. Cabañas para 5 personas: $55.000 la noche. Cel. +56 9 5851 5054.
* Hospedaje Familiar Caucahué – Calle Borques Solar Nº 80. Valor por persona: $12.000 con desayuno. Cel. +56 9 8933 4533.
* Hospedaje Lafquen – Calle Diego Bahamondes Nº 65. Habitaciones con baño privado: $15.000 por persona con desayuno. Cel. +56 9 9536 57591.
a mantener el Chiloé histórico y tradicional, promoviendo la cultura, sus festividades, sus escritores y todo aquello que mantiene los orígenes de esta especial y lingo territorio
Leo y navego en la magia. Gracias, gracias, gracias por este relato. Tengo la bendita suerte de conocer un algo este lugar… Y como todo el archipiélago, las pupilas quedan atrapadas en los mil paisajes de Quemchi…
Gustavo, me sumergí en la historia de Francisco Coloane tras leer tu artículo, enterándome que su principal obra -“El último grumete de la Baquedano”- fue llevada al cine y que “Tierra del Fuego” inspiró la cinta que dirigió Miguel Littin. Yo siento que estamos al debe con Chiloé porque hay mucho todavía por contar. Lo que me atrae preguntarte es ¿a qué te refieres tú cuando hablas sobre «el conjuro» de Chiloé?
Querida Carmen
Quiero decir que siempre hay que volver a Chiloé. Es que un conjuro es como un ruego poderoso por el cual se logra algo. En este caso, los viajes de regreso ¡¡¡hacen que un lugar no desaparezca nunca!!!
Me ha emocionado el comentario de Gustavo Boldrini y su descripción acuciosa acerca del origen de Quemchi y sus colonos. Mi marido, Eugenio Martínez, está emparentado con los Mauret, siendo María Cristina Galilea Mauret prima muy cercana y querida.
En nuestros cuatro viajes a Chiloé visitamos Quemchi, y guardamos hermoso recuerdos de visitas imborrables, donde la aventura estuvo siempre presente.
Muy linda crónica… Estuve el último verano en Chiloé, justo antes de la pandemia… y Quemchi es uno de los lugares que más me gustó… entre otras cosas, porque mantiene las tradiciones …. Una ciudad para querer volver !!!
Que fotos más lindas..! Me encanta Quemchi.
Mi Papá con mi hermano y Pascual Paillaleve contruyeron nuestra casa en Estero Bonito.
Mi Papá vendió la casa, ahora es de un señor que necesitaba la marina para fondear un yate que tenía.
Estuve en Quemchi en el verano, solo por unas horas, y disfrutamos enormemente con mi esposa y unos amigos. Recorrimos ese día otros lugares preciosos de la isla grande, como Caleta San Juan, Tenaum y Quicavi, entre otros.
Gracias por esta interesante nota e historia de Quemchi. Chiloe es una zona maravillosa de Chile
Muy lindo reportaje. Gracias!
No sólo bien escrito, sino también bien informado y fundamentado.
Preciosas, las fotos, además. Ojo de artista fotógrafo.
Estamos al debe con Quemchi.
Imposible dejar de visitar su restaurante, cuán ingenioso juego de palabras.
Hola. Que lindo ver mi apellido (Huichapani) en esta nota. Actualmente vivo en Argentina pero mis abuelos y tatarabuelos son de CHILOE. Gracias, Saludos!