Por Marcelo Sandoval C.

 

Se apaga la luz y aparece ella: Julie Andrews cantando y corriendo por los Alpes. La música de Rodgers y Hammerstein sonaba profundo. De pronto nos asomamos a un convento y a las calles de la hermosa Salszburgo, una ciudad de Austria que apenas conocía. Comienza una secuencia  de imágenes que nunca he olvidado: Los niños Von Trapp, el palacio donde viven, la baronesa y la hermosa hija mayor que me impactó por su belleza. “La novicia rebelde” me atrapó para siempre.

 

 

Sucedió en 1965 un día en que mis padres nos dijeron a mi hermano y a mí: “Hoy vamos al cine”. No era nada nuevo, porque siempre nos llevaban a ver películas al centro o a los cines del barrio. Recuerdo que mi madre nos aseguró: “¡Lo van a pasar bien!”. Llegamos al cine Ducal, en calle Agustinas, y mi padre adquirió los tickets. Estábamos en la hora de inicio. La cinta era larga, con intermedio, que mi padre  aprovechó para comprarnos golosinas. También sabíamos que después venía la infaltable parada en un restaurant o confitería del centro de Santiago. Del cine salí deslumbrado y jamás olvidé esa película. Julie Andrews como María, y todo el elenco de la cinta quedó eternamente en mi memoria. Ese link con “La novicia rebelde” nunca se fue de mi vida. En la universidad, Ricardo Krebs me explicó lo que había sido el Anschluss (la anexión de Austria a la Alemania nazi) y mis lecturas setenteras me llevaron a descubrir que el director Robert Wise hizo con su producción una apología a la libertad. Además recibió el Oscar como Mejor director, y el film fue elegido Mejor película. En 1983, Canal 13 estrenó el filme en su espacio Grandes Eventos. No se había exhibido desde los años 60. Fue un éxito de sintonía.

 

 

CIUDAD NATAL DE MOZART Y LA RUTA DE MARÍA

 

Hace dos años, mientras preparábamos un viaje a Europa, mi cuñada propuso ir a Austria y visitar Salzburgo. Me pareció ideal. Partimos desde la hermosa Viena. Un tren de alta velocidad nos llevó a la ciudad donde nació Mozart, que recibe cada año 300 mil visitantes. Una ruta hermosa como pocas: verde por todos lados, granjas, jardines, ciervos y pequeñas y hermosas estaciones. De la terminal ferroviaria al hotel. Ya instalados, el gong de las campanas me trasladó de inmediato al convento de la hermana María. Lo teníamos al frente. Era pleno verano europeo, pero acá la temperatura era más fresca y  se agradecía. Lo mismo que una suave llovizna. Pero el hermoso y agradable hotel nos recibió solo algunos minutos, porque salimos presurosos  a la calle al encuentro con Salzburgo, una ciudad vieja con pasado romano y con San Ruperto como su obispo inicial.

 

 

Primero teníamos que ubicarnos. El río que cruza y divide la ciudad fue el faro que iluminó el recorrido. El Salzach tiene 225 kilómetros de largo. Salz en alemán es sal y ache es un término alemán antiguo que significa río. Fue muy importante en el pasado como ruta de transporte de la sal. Hacia la izquierda del río se encuentra el casco viejo con una amplia zona peatonal  con pasajes y hermosas tiendas de todo tipo.

 

 

Allí está Dom, la catedral, que no es el sitio donde se casan María y el capitán Von Trapp (Christopher Plummer).También se ve la fuente de los caballos, que se aprecia cuando María se dirige a la mansión Von Trapp. La calle principal es la Getreidegasse; caminando por este lugar se puede llegar al espacio en que se accede a Festung Hohensalzburg, la fortaleza que domina la ciudad y que era el sitio donde el vigía anunciaba las invasiones en siglos pasados. Actualmente hay un pequeño museo y amplios salones que hablan de su historia. Se puede tomar ascensor o hacer el camino durante 20 minutos. En todo caso, arriba hay un restaurant ideal para degustar la tarta sacher, una bomba calórica de chocolate negro, mantequilla, azúcar avainillado, harina, huevos y mermelada de damasco. Por supuesto con un late hirviendo. Perfecto para el día de nuestra visita en  que lloviznaba y la temperatura no sobrepasaba los 15 grados. En el otro lado del río, se encuentra la parte moderna y el famoso palacio Mirabell que fue construido por un arzobispo del pasado para su amante, pero su fama se debe a que fue uno de los sitios escogidos por Robert Wise para filmar “La novicia rebelde”. Indudablemente, la  casa natal de Mozart es otro sitio para visitar. Allí, entre las curiosidades, se exhibe un viejo violín que usaba el músico cuando todavía ni siquiera caminaba…eso dicen.

 

 

CANTANDO COMO NIÑOS

 

El  tour de The sound of music, nombre original de  la película que nosotros en este lado del mundo conocimos como “La novicia rebelde”, es recomendable para fanáticos y también para conocer otros espacios más alejados del centro de la bella Salzburgo. Permite una visión más amplia de la ciudad y sus alrededores. Cerca de 45 mil pesos por persona se requieren para subir a un colorido autobús en el terminal de buses de la plaza de Mirabell,  frente a la iglesia de San Andrés. A partir de ese momento, compartimos varias horas con un grupo de turistas venidos de todas partes del mundo. Me tocó de compañero un oriundo de Hong Kong. También había de Filipinas, Japón, Texas, Londres y otras muchas nacionalidades. Todas las informaciones en inglés, pero la guía de origen luso sabía explicar bien y con mucha pausa. Por supuesto, “My favorite things” y “Do re mi” eran la banda sonora del momento. ¡Y todos cantábamos como niños! El impacto de la cinta y el fanatismo, en buena, que siempre provocó en mí… en esos momentos me llevó a imaginar el teatro Ducal junto a mis padres.

Los estudios de Hollywood sirvieron para recrear los interiores de los palacios y monasterios de Salzburgo. El baile de recepción a la bella baronesa (Eleanor Parker) fue recreado en EE.UU. pero todos los exteriores son de Salzburgo.  El elenco se trasladó a esta hermosa ciudad para realizar alrededor de un 40% de escenas in situ.

 

 

El Palacio de Frohnburg fue uno de los exteriores del filme. Se aprecia en la cinta cuando Julie Andrews se extasía mirando por la reja al interior del caserón. Por otro lado, el Palacio de Leopoldskron solo se puede ver desde lejos. En su pequeño embarcadero es donde los niños Von Trapp caen al agua y la más pequeña casi se ahoga porque María cae hacia el otro lado; otra de las hermanas es quien ayuda a la más pequeña. En la actualidad es un hotel boutique exclusivo para seminarios del mundo empresarial de Viena, según relata la guía. Un poco más lejos, está el Palacio de Hellbrunn y la famosa glorieta donde Liesl (Charmain Carr, ya fallecida) canta y baila junto al joven cartero/nazi Rolf (Daniel Truhhitte) de quién está enamorada. Por supuesto, no falta un clásico: las fotos, selfies y las filmaciones con las minúsculas cámaras de video de mis compañeros chinos y nipones del tour. Sin embargo, son los jardines barrocos del Palacio de Mirabell, en pleno centro de la ciudad, los que acaparan más la atención. Por allí Andrews y los niños/jóvenes actores corren por un túnel de parras y le dan palmadas a unas estatuas de enanos. Hay que esperar varios minutos para tomarse una foto donde no aparezca nadie en el horizonte. También es el lugar donde bailan alrededor de una fuente.

 

 

A 30 kilómetros de Salzburgo, se ubica la iglesia de la colegiata de Mondsee o Iglesia de San Miguel, donde María  se casa con el capitán VonTrapp. Es bella, pero las magistrales tomas que realiza Wise en el film la hacen ver como una enorme catedral y no lo es. Igual es de una gran belleza. En su altar mayor tiene una imagen de San Miguel Arcángel que data de 1626. Además, el pueblo de Mondsee –muy típicamente austríaco– es el lugar  ideal para almorzar y tomar una rica cerveza Zipfer y Edelweis, ésta última del mismo nombre que la canción que interpreta Christopher Plummer en la película. Muy cerca está el lago homónimo que sirvió para las locaciones de los niños en bicicleta cantando “Do Re Mi” y también cuando los pequeños cuelgan de los árboles y ven pasar a su padre, la baronesa y al excéntrico y simpático tío Max (Richard Haydn). El regreso a la ciudad es por un camino sinuoso con verdes praderas donde en cualquier momento, podría haber aparecido la encantadora novicia. Al regreso al hotel, el canto del monasterio resuena a lo lejos.  Sólo quedaba descansar y preparar las maletas para dejar atrás tres días en esta hermosa ciudad. No sólo de Mozart vive Salzburgo, una bella novicia de película incrementa el turismo de esta ciudad, la segunda más visitada después de Viena. Al regreso a Santiago, una tarde de agosto, el cable transmite la cinta. La vuelvo a ver y recuerdo tartas, cervezas y ricos panes. Después de dos horas y 55 minutos de una de mis películas favoritas me voy a la cama con mis recuerdos y digo emocionado: yo estuve allí.

 

 

COMO LLEGAR

(Tan pronto se abran las fronteras)

 

DONDE ALOJAR

 

IMPERDIBLES
  • Getreidegasse, la calle más famosa del centro histórico, declarada Patrimonio de la Humanidad. En el número 9 se encuentra la casa donde nació Wolfgang Amadeus Mozart y vivió durante 17 años.
  • Fortaleza de Hohen Salzburgo, antigua residencia de arzobispos. Para un concierto de Mozart, que incluye cena, aquí se sugiere reservar con anticipación.
  • La Catedral, donde Mozart fue bautizado y posteriormente se desempeñó como su organista durante por varios años.
  • Y la panadería Stifts Backerei St. Peter, donde elaboran el pan de manera artesanal, en horno a leña. Los pasteles son exquisitos y está a pocos metros de la Catedral.

 

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