“Hans Christian Andersen” -protagonizado por Danny Kaye- fue para mí, de niña, un musical de tal belleza que aún puedo tararear Wonderful Copenhague, su melodía principal. Hoy, todavía sin conocer la capital danesa, la pude imaginar a través de David Jankelevich, quien con solo palabras me mostró la ciudad de este poeta, novelista y dramaturgo, que fue recordado sobretodo por sus fairy tales, sus cuentos de hadas. ¿O dígame si usted no recuerda El Patito Feo, La Sirenita, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo o alguno de los 200 otros títulos de este reconocido clásico de la literatura infantil?

 

TEXTO: DAVID JANKELEVICH
FOTOGRAFIAS: JOSEFINA ORTIZ

 

 

Ese día viernes de julio, recuerdo que la luz se filtró por la ventana de la habitación de mi hotel y me despertó. Me sorprendió lo acomodado que estaba el sol en el cielo, considerando que el reloj marcaba las 5 de la madrugada; pero claro, estaba de visita en Copenhague, un país que goza de 18 horas de luz y apenas 6 horas de oscuridad en los meses de verano. Me esperaba un soleado día para recorrer la capital de Dinamarca, que ostenta el título del «país más feliz del mundo», según el Informe de la Felicidad Mundial de las Naciones Unidas, al liderar el ranking durante 3 de los 4 años que este se realiza.

 

 

Mi tour por la ciudad comenzó en Nyhavn o “Puerto nuevo”, el canal más famoso del país, una visita imprescindible en cualquier viaje a Copenhague. Nyhavn fue construido en el siglo XVII, como entrada a la ciudad por mar, para los comerciantes que venían a hacer negocios a la ciudad. Actualmente está rodeado de bares, hoteles, fachadas de colores y barcos atracados en las orillas, que lo vuelven una de las postales más típicas del país nórdico. Realmente un lugar fascinante.

 

 

A pocos pasos de Nyhavn se encontraba mi segunda parada: el Palacio de Amalienborg, la residencia real de la monarquía danesa. Está conformado por 4 palacios construidos alrededor de una plaza y, al centro de la plaza se encuentra la estatua de Federico V (quien ordenó construir el complejo palaciego). En uno de aquellos palacios reside Margarita II, la actual reina de Dinamarca y una de las monarcas con el reinado más longevo de la historia (lleva 48 años en el trono). Uno de los principales atractivos de Copenhague es ver el cambio de la Guardia Real. El desfile se produce todos los días al mediodía y es un real espectáculo.

 

 

Copenhague es una ciudad llena de atracciones naturales. Parques y jardines que durante las tardes de verano acogen a los daneses, quienes aprovechan las horas de sol para compartir una tarde en familia o disfrutar de una cerveza junto a los amigos. Uno de los más famosos es Churchillparken. Otro, Langelinie. Pero, no solo por su belleza natural y porque también es una zona de paseo marítimo, sino porque alberga la famosa escultura de la Sirenita.

 

 

Todas las ciudades tienen un símbolo que la define, y en el caso de Copenhague es la escultura esculpida por Edvard Eriksen en homenaje al cuento de Hans Christian Andersen. Cuando la vi por primera vez, me sorprendió el pequeño tamaño de esta sirena de bronce (mide poco más de un metro) que se perdía en medio de las decenas de turistas que intentaban obtener la mejor foto. Sin embargo, y pese a que algunos comentan que se sienten decepcionados cuando la ven por primera vez, la Sirenita se ha ganado el corazón de los lugareños y los visitantes.

 

 

Otra de las sorpresas fue así mismo la cantidad de bicicletas que circulan por Copenhague: oficialmente la ciudad más bike-friendly de Europa. Supera incluso a Amsterdam y es el principal medio de transporte de los daneses, lo que contribuye a la poca contaminación acústica y al nulo tráfico que hay en sus calles. La gran mayoría de personas que usan bicicleta lo hacen de forma respetuosa: utilizan casco, luces y señalizan al doblar o detenerse. Hay estacionamientos en todos los rincones de la capital. De hecho, por la mañana es habitual ver a hombres de traje y mujeres con vestido y tacos, dirigiéndose a sus respectivos lugares de trabajo en bicicleta, sin perder un ápice de estilo. Esta cultura por la bicicleta comienza desde que los daneses son muy pequeños. Hoy más de la mitad de la juventud, entre 11 y 15 años, va al colegio en este medio de transporte.

 

 

Finalmente visité una de las mayores atracciones en el centro de Copenhague: los Jardines del Tívoli. Es uno de los parques de diversiones más antiguos del mundo. Fue inaugurado en 1843 y cuenta con muchas áreas verdes, fuentes y coloridos espacios que lo hacen un bello lugar para pasear. Es sorprendente el detalle de cada una de sus construcciones, con diseños originales y elegantes, que hacen que sea un panorama para todo tipo de público. Recomendable ir cuando oscurece, porque 30 minutos antes del cierre del parque se realiza un impactante espectáculo de luces en el lago principal del recinto. Una experiencia para no olvidar.