Con un trayectoria profesional de alto reconocimiento, cuya capacidad analítica mostró desde sus inicios en la Escuela de Derecho, María Teresa Infante ha sido apoyo fundamental en los casos que Chile ha debido defender su postura jurídica en La Haya ante la Corte Internacional de Justicia.

 

 

Oficialmente su cargo es de embajadora ante el Reino de los Países Bajos, el que ejerce desde hace cuatro años. Y la misión de Chile está ubicada a pocas cuadras del Palacio de la Paz, sede de este tribunal autónomo dentro de la estructura de Naciones Unidas: “Es un tribunal de características muy especiales, de gran formalidad -describe María Teresa- donde los procesos toman un tiempo largo, los documentos se elaboran de determinada forma y las partes no tienen libertad total para ventilar su evolución hasta que el proceso haya terminado”.

 

 

Su trabajo es de extrema delicadeza, por lo que aquí transcribo parte de la conversación que ella compartió conmigo durante mi visita a Holanda:

«Yo era directora de Fronteras y Límites en la dirección que había trabajado con los documentos de base. Allí se habían elaborado los estudios y visualizado las características que podría tener un caso ante la Corte Internacional de Justicia u otros escenarios. Y cuando se produce la definición de una demanda del Perú, Chile tomó la decisión de generar una oficina especial y pedirme que coordinara la parte profesional y técnica, bajo la supervisión y dirección directa del agente, el embajador Alberto van Klaveren, siempre con una dirección política fina y clara de las autoridades políticas del Ministerio. Entonces emprendo la dirección de las investigaciones y junto al equipo desarrollamos exposiciones ante universidades, Opinión Pública y en todo lugar donde se requiriera la información sobre por qué Chile estaba respondiendo a una demanda de un país vecino. Entonces fui designada co-agente».

 

 

«La demanda de Bolivia se presentó cuando todavía no teníamos sentencia definitiva en el caso de Perú. Hubo que formar nuevamente un equipo. Entonces se pensó que yo podía seguir colaborando de otra forma con el grupo de la oficina de trabajo. Ya estaba de retorno en la Dirección de Fronteras y Límites, haciéndome cargo también de otros temas. Y en 2014, cuando se me designa embajadora ante los Países Bajos, se pensó que yo podía ser co-agente para las actuaciones ante la Corte. Desde La Haya, yo siempre pensé que mi labor era conocer bien la dinámica diplomática y el trabajo de la Corte Internacional de Justicia, que requiere mucha prudencia. Siempre tuve muy claro que el agente es la persona que se relaciona oficialmente con la Corte. Y a esa premisa y principio,  respondí siempre al trabajar bajo la dirección de los 3 agentes: Felipe Bulnes, José Miguel Insulza y Claudio Grossman. Es decir, he sido una mano que acompaña al agente, quien es quien va guiando y definiendo, junto al Ministro y el Presidente o Presidenta de la República, y procurando siempre sostener una relación inquebrantable con el equipo de trabajo. En ese grupo, incorporo al gran amigo y colega, Alberto van Klaveren, hacia quien mantuve siempre lealtad integral».

 

 

«El Reino de los Países Bajos es muy interesante. Es un país con el cual coincidimos en una amplia gama de materias internacionales y con el cual podemos encontrar buenas sintonías. Existen áreas donde se ha profundizado la posibilidad de un mayor trabajo conjunto. Una de las grandes fortalezas de Holanda es la gestión de recursos hídricos. Hay otras áreas que tienen que ver con el cuidado de los océanos y que pueden traducirse en proyectos de cooperación, tanto política como de otro orden. También la educación superior. A Holanda está llegando un grupo creciente de estudiantes chilenos, que hoy se desempeñan en diferentes centros académicos del país, lo que muestra a un Chile ávido de inserción internacional y que conforma una gran red de fortalecimiento de relaciones intangibles».

 

 

«El cuerpo diplomático sigue una formalidad en su relación con el rey y la casa real. Dos veces al año, el rey -Willem-Alexander, coronado monarca el 2013 cuando su madre, la Reina Beatriz, abdicó y tomó el título de princesa- invita a un saludo que se realiza en Amsterdam en el Palacio Real, donde podemos compartir, siguiendo un estricto protocolo, con personas de su familia. Allí saludamos uno a uno, y por separado, al rey sin conversar con él. El rey y la reina -la argentina Máxima Sorreguieta- lo harán después con dos o tres embajadores que son previamente anunciados. También tenemos una comida ofrecida por el rey una vez al año, a la que se invita también a otros sectores de la sociedad holandesa. Y aquí nuevamente el rey y la reina, a veces también con la princesa Beatriz, eligen personas con las que quieren conversar. Uno sabe que se tratará de diplomáticos de países que han sido objeto de noticias muy contundentes o de países que van a ser visitados por el rey. El rey ha visitado Chile, pero no lo ha hecho como tal sino privadamente, y no visita más que a dos países por año, según la tradición».

 

 

«MI vida ha tenido elementos de sorpresa, de cambio, de reorientación, siempre de mucho aprendizaje. Nunca he pensado que con la embajada termina una etapa profesional. ¿Qué puede ser mi próximo destino? Es posible que -si realizo determinadas actividades y cuento con ciertos apoyos- pueda lograr ocupar otra función internacional en el futuro. No puedo develar si es una meta que vaya a ser victoriosa, pero voy a trabajar para que así sea y para que nuestro país salga bien. Estamos trabajando con el apoyo de la Cancillería, de la subsecretaria Carolina Valdivia, de la directora jurídica Mariana Durney, del Ministro, de los embajadores, y todos aquellos con quienes estoy en contacto permanente y que están trabajando con ánimo y compromiso. No lo olvidaré jamás.  Eso sin abandonar nunca una cierta actividad académica que me interesa y de esforzarme por lograr acuerdos. Soy una persona que busca acuerdos. Y yo quiero trabajar con esa capacidad. Ya he estado colaborando con un programa de la Universidad de Heidelberg y la Universidad de Chile que me ha dado una enorme satisfacción espiritual, intelectual y personal. Y eso me lo dado el mundo academico. No tengo ninguna ambición de cargos. Para nada. Solo espero que cuando termine la embajada, no tenga que decir: “Quedé en la calle” (y se ríe)… Vamos a seguir trabajando, escribiendo y analizando. En lo personal, también yo tengo una valoración superior de lo que es la familia. Eso es algo fantástico y a eso me quiero dedicar fuertemente. No importa que hayan peleas entre medio porque esas van a haber siempre (se ríe)… A los amigos, conservarlos. Este es un mundo donde deseo mantener una cierta serenidad, que podamos expresar nuestras preferencias y afectos, porque, si no, terminamos en un infierno».