Bastó que una de mis amigas hiciera de esta isla su segundo hogar para que yo me entusiasmara en explorar los atractivos de este pedazo de tierra, disputada durante dos siglos por Francia y Gran Bretaña, y a la cual Colón -quien la descubrió y donde jamás desembarcó- la bautizó en honor a la ciudad española, que derivó en el nombre que tiene hoy.
En los comienzos del 1600, cuando Grenada daba sus primeros pasos como colonia, se exterminó a la población indígena. En su mayoría, su gente hoy es de ascendencia africana y en menor grado de influencia india, ajenas aún al turismo masivo. Cálida, amistosa, educada y con buen sentido del humor, su encanto puede ser lo más notable en esta isla montañosa de solo 348 km2, que a partir de 1974 se convertiría en el segundo país independiente más pequeño del hemisferio occidental después de San Cristóbal y Nieves.
Su atractivo máximo: St. George´s, su capital. Lo ideal es ingresar por barco, dada la posibilidad de apreciar los cerros por ambos lados de la bahía. En tierra, un imperdible: el paseo por la costanera frente al mar, donde botes de pescadores, vendedores inter islas y ferrys se estacionan, conformando el verdadero Caribe ya desaparecido de otras islas. Llena de edificios coloniales, Grenada es caminable, con su museo histórico, museo del chocolate, fabrica de batik, cafeterías y restaurantes. Entre sus playas de mayor renombre: Grand Anse Beach, de 3 km de largo, donde está la mayoría de los hoteles.
Desde St. George´s, múltiples posibilidades turísticas. Como arrendar yate por horas o por meses y enfilar rumbo al norte, hasta Carriacou, la más sureña de las llamadas islas granadines, donde el pasado caribeño es aún más palpable, y a donde se puede llegar también por ferry o por avión. Con playas hermosas, sus arrecifes de coral constituyen meta de buceadores. Para exploradores todavía más osados, existen tours en los que se profundiza hasta tocar piezas de naufragios pasados. La pesca a mar abierto, otra de sus atracciones, culmina en enero con un encuentro de expertos que provienen desde todas partes del mundo.
Su mayor empleador: la Universidad de St. George´s, donde destaca su Escuela de Medicina, la más grande del hemisferio occidental con 5.000 alumnos, el 80% de los cuales proviene de Estados Unidos, y de donde egresa el 10% de los médicos que trabaja en Estados Unidos. Según fundamentó entonces el New York Times, la invasión de tropas que sufrió Grenada en 1983 bajo el gobierno de Ronald Reagan -la primera gran operación realizada por el ejército desde la guerra de Vietnam- tuvo como fin proteger a los estudiantes, temiéndose el caos producido por una inestabilidad política general de un gobierno alineado con Cuba y la Unión Soviética.
Entre sus industrias más importantes: la agricultura -principalmente cacao y nuez moscada, la aromática semilla proveniente del árbol tropical (que incluso al aterrizar se puede oler el aroma de este condimento)- y el turismo. Y si bien la mayoría de los turistas aloja en hoteles y villas, un número importante lo hace en yates privados. Esto porque el sur del Caribe es una de las áreas de navegación mundialmente más reconocidas. No por nada, durante el invierno, llegan hasta Grenada suntuosos yates y cruceros del Mediterráneo que, tanto para turistas como para locales, observar es un espectáculo.
Ahora comprendo por qué mi amiga se dejó subyugar…
Te hice un comentario que se perdió. Los españoles encontraron muy parecida esta isla a la ciudad española “Granada”, pero para evitar confusión llamaron a la isla “Grenada”.
¡Toda la razón…!
Que novedosa la información acerca de la Universidad Saint George y que tiene la Escuela de Medicina más grande del mundo: 5000 alumnos.Impresionante!
Carmen preciosa la isla. Para los buceadores debe ser formidable.
Diego, qué gusto saber de ti. Y Grenada queda tan cerquita de ustedes. Pura sana envidia…!
Genial Carmen! ?Felicidades por el reportaje. Acá en Trinidad y Tobago estamos muy cerca de Grenada, incluso nuestra embajada es concurrente en esa pequeña y hermosa isla. Un abrazo cariñoso a la distancia.
Qué buena onda, Sebastián. Entonces a escribir sobre Trinidad y Tobago. Solo dime cuándo…