Llegar a Madrid de madrugada, agotada después de un largo viaje de 13 horas desde América Latina -y encontrarse con la desagradable sorpresa de que no tiene cómo trasladarse a la ciudad- fue para la periodista chilena impensable en un país desarrollado que constituye la puerta de entrada y salida de millones de personas en el mundo. “Las empresas turísticas -advirtió- debieron dar aviso previo de este grave hecho para permitir que los pasajeros pudieran haber hecho un cambio de ruta”.

 

Texto: Jrisí Tefarikis

Me bajé en la capital española hace unos pocos días en el aeropuerto denominado ahora “Adolfo Suárez“, y que la gente lo sigue nombrando como Barajas. Da lo mismo… Los españoles lo nominan a su aire y no se fijan en nomenclaturas al penetrar en el castillo mágico que construyó el famoso arquitecto Calatrava, que te puede gustar o no porque es demasiado enorme y ultramoderno. Pasar de un terminal a otro te puede tardar 45 minutos, pero valga la modernidad… En honor a la verdad, te guste o no te guste, es un edificio impresionante. Tanto que el aeropuerto de Kennedy de Nueva York -uno de los más populosos del mundo- al lado de este pues parece una antigualla.

 

 

Son las 6:00 am. Es de noche aún. Hace cero grado. Los funcionarios hispanos bostezan mientras te revisan tu pasaporte y se lo quedan. Si, se lo quedan porque están con la lata y me toca ir a buscarlo al Lost and Found cuando me vaya de Madrid. ¡Qué faena! Si, ya me llego un cartelito de aviso a la habitación de mi hotel. ¿Qué, cómo?… Pues ahora se lo cuento…. Después del largo y tedioso viaje Santiago- Madrid y has estado medió encogida en la clase turista todo ese tiempo -y llegas finalmente a recoger tu equipaje y más encima vienes cargada como una bestia porque todavía no aprendes a viajar como señorita y meter solo unas pocas pilchas para la aventura viajera- y una funcionaria de la sección “Entrega de equipaje” me pregunta: “Y usted ¿en qué se va?… porque hay huelga de taxis”. Yo no puedo creer lo que estoy escuchando. “¿Usted bromea?, le digo….. “No, señora. Hay huelga nacional de taxis en España. Llevamos 9 días y el paro no parece terminar….”. Ya no tengo fuerzas para gritar. Me callo y paseo mi mirada anónima por los techos en punta metálicos de Calatrava. “¿ Y qué se hace?”, le replico a la chica ecuatoriana mientras veo la oscuridad de la noche, negra como una pantera porque todavía no se hace la luz…. “Bueno, usted sabe»… (Yo no sé nada a estas alturas. De hecho, apenas me acuerdo de mi nombre)…. «Veremos que hacemos», me contesta. «Hay unos mini buses….Déjeme ver, déjeme ver….”  Al poco rato aparece la muchacha y me dice: “Le tengo buenas noticias. Hay un taxi afuera y le he dicho que usted está recién operada….”. Grandioso.

 

 

Salimos y hay un cochazo blanco, donde el conductor va acompañado de una mujer. Pregunto tímidamente por qué van en parejas. Su respuesta: “Porque si ven uno al pescante y otra a su lado, no corres peligro“. No pregunto nada más. No entiendo mucho lo que pasa con la huelga de los taxistas porque el ambiente parece como de película de suspenso. Afuera, la noche se prolonga aún… El conductor no para de hablarle a su compañera, mientras recorrimos la bella capital española que empieza a amanecer. Pienso que es su pareja. Pero, de repente habla de su esposa, tan preciosa, pero un poco depresiva…. “Por eso, los sábados la llevo a Yoga”. confiesa. Meto mi cuchara y le digo: “Usted parece estar loco por su esposa”. Pues así es, contesta: “Ella es tan bonitilla, tan buena, tan…”. Llegamos a mi hotel. La mujer, acompañante del taxista, corre para bajar mi equipaje. Le pregunto al chófer el valor de la carrera y me responde: “Nada”. “¿Cómo que nada?, pregunto. “Es que los que estamos en paro no podemos cobrar. Si usted desea, puede dejar un abono para el sindicato”. De inmediato le paso un billete, le  agradezco y me esboza una sonrisa….

 

 

Dos días después, aunque tengo que regresar a Itaca, reconozco que Madrid me está nuevamente enamorando, debiendo despedirme de mis inolvidables amigos y de esta ciudad que tanto disfruté.

 

 

 

Nota de la Redacción

Mientras Jrisí Tefarikis aterrizaba finalmente en Grecia, solo el 5 de febrero (10 días después de su arribo a España) 15.723 taxistas con licencia ponían fin a 16 días de huelga, el paro más largo que este gremio haya realizado en su historia de atención turística. Con el lamentable resultado para su sindicato de no haber obtenido del gobierno regional los cambios legales que solicitaban.

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