Lo que los asiduos a la locura del verano en Punta del Este desconocen es la maravilla de gozar este lugar idílico en diciembre. Antes de la invasión de veraneantes y el glamour a destajo, los meses previos son un paraíso. “Me recuerda Algarrobo en sus viejos tiempos”, señalaba una turista que viajó al calificado “mejor balneario de Sudamérica” los días previos al boom que experimenta a partir del primero de enero. “La paz, la tranquilidad, la seguridad, la bonanza del clima, aquí está todo lo que uno pudiera imaginar como ideal”. Como en Piriápolis.
Del total de turistas que llega a la ciudad-balneario del Uruguay, miles son chilenos. La fascinación de la mayoría: alojarse en el Conrad, uno de los hoteles resort-casino más lindos de Sudamérica, que brinda servicio al más alto nivel orientado a actividades de playa, buena gastronomía, lugares de entretenimiento y naturaleza. Y mucho que ver, porque si bien Punta del Este tiene solo 9.000 habitantes, a una hora y media está Montevideo -su capital- y a 7 minutos Maldonado, su ciudad satélite, con 165 mil habitantes y un comercio bullente.
Para convertirse en el balneario top todo el resto del año, sus autoridades turísticas quisieran contar con este excelente clima de diciembre para el resto del año porque solo en enero y febrero abren de par en par las casas comerciales de mayor prestigio (como Valentino, Fendi, Louis Vuitton), como también las suntuosas residencias que hacen gala de su esplendor. “Es uno de los pocos balnearios del mundo que tiene tanta casa importante, tantas construcciones abiertas, en medio de una tranquilidad sin muros ni rejas. La gente camina a cualquier hora, y esa libertad que nos da toda esta zona, hoy ya no es usual en el planeta”, reafirman.
CASA PUEBLO
Icono de Punta del Reste, Casa Pueblo es la obra cumbre de Carlos Páez Vilaró, quien con sus manos formó desde los cimientos lo que calificó como “una escultura habitable». Una arquitectura”, según expertos, “muy parecida a la artesanía de un hornero, con sus cantos redondeados”. Un definitiva, un lugar hospitalario, donde los turistas –además de alojar en su pequeño hotel- acuden para observar la magia de sus puesta de sol, mientras el “Poema al Sol”, escrita por el mismo Páez Vilaró, se escucha por los parlantes del lugar.
IMPERDIBLES
- La costa atlántica y del Río de la Plata.
- La Península con su movimiento del verano.
- La primera parte de sus zonas residenciales.
- Admirar las mansiones y chalets abiertos a público.
- En gastronomía, la parrilla criolla.
- La hospitalidad de los uruguayos.
En esta ocasión quiero señalar que Punta del Este es demasiado sofisticado como lugar de veraneo por lo que no me gustó para nada.
Es el típico lugar del » nuevo rico».
Sin embargo Piriapolis me fascinó.
Ahora, las parrilladas uruguayas: las mejores del mundo.
Y su gente muy acogedora, culta: son definitivamente muy europeos.
Por algo les dicen: los suizos de América del Sur.
Ahora, la casa pueblo es maravillosa. Capítulo aparte.
Jrisí, Uruguay es un ejemplo turístico. Es el único país cuyo número de visitas es igual al número de sus habitantes. Con una Ministra de Turismo -Liliam Kechichián, de origen armenio- que lleva 13 años en el área y que habla con autoridad admirable. Y como tú bien dices, con gente de primera. Dos uruguayos que yo recuerdo con mucho cariño: Nelson Chaben (@nychaben) quien fue Agregado de Cultura en Washington D.C., y Franco Caputi (@caputifranco), director de revista «Hombre Internacional» de Editorial América, con quien trabajé en Miami.