Texto y fotografías: Verónica Díaz.

 

Tuve que ir a Villa O´Higgins por pega, y terminó siendo uno de los viajes más lindos de mi vida. Internada en lo más profundo de nuestra Patagonia, vi paisajes únicos, irrepetibles, donde en un solo día son capaces de convivir las 4 estaciones del año. Un pueblo al que un día llegaron soldados a hacer soberanía, hoy emerge como punto clave de la integración turística con el Chaltén, en Argentina.

 

 

Cómo llegar

Villa O’Higgins está distante a 530 kms. al sur de Coyahique, donde termina la Carretera Austral y comienza Campo de Hielo Patagónico Sur. Nos fuimos en auto desde Balmaceda (dos días) para no perdernos el mágico Lago General Carrera, las Catedrales de Mármol, la Confluencia de los Ríos Baker y Neef, la aventura de descender por el río Baker con sus aguas turquesas únicas en el mundo, admirar el glaciar Exploradores y caminar las miles de escaleras de Caleta Tortel.

 

 

Llegada a Villa O’Higgins

Tuvimos que cruzar el Fiordo Mitchell desde la rivera norte de Puerto Yungay a bordo de una barcaza bautizada con el nombre del misionero Padre Antonio Ronchi. La travesía toma unos 45 minutos y luego se continúa por tierra adentrándose en la Patagonia Profunda, naturaleza virgen, donde las formaciones rocosas y la vegetación dan la impresión del Jurassic Park, y donde se pueden apreciar los vestigios de la época glaciar.

 

 

El lodge Robinson Crusoe: Deep Patagonia

 

Al fin llegamos a Villa O’Higgins. Uno se siente aislado del mundo, y en algunas partes es literal, porque aún no hay señal. Pero eso tiene su encanto: la desconexión con el bullicio, el ajetreo y el estrés. En medio de este pequeño pueblo encontrarse con el lodge Robinson Crusoe: Deep Patagonia es como alcanzar el paraíso. Único en su tipo, se construyó conservando su mística y fraternidad con espacios diseñados especialmente para la contemplación. La arquitectura recuerda a los grandes galpones patagónicos, y nos invita a recrear los sentidos en lo más puro de la naturaleza, viviendo un retorno a la libertad.

 

 

De Villa O’Higgins a El Chaltén

Desde Villa 0’Higgins el zarpe de la nave “Quetru” es desde Puerto Bahamóndez hacia Candelario Mancilla, un poblado habitado por colonos donde los turistas desembarcan, y quienes así lo deseen pueden continuar a pie hasta la frontera con Argentina. Desde allí se realiza un trekking de 2,5 horas internándose en la espesura de un bosque maravilloso, recorriendo la ruta de los colonos con destino al Lago del Desierto (así le llaman en el lado argentino). El lago se cruza navegando entre montañas coronadas por hielos eternos y se continua por tierra rumbo a la localidad de El Chaltén frente al mítico monte Fitz Roy, de enorme belleza y que fuera motivo de disputa limítrofe entre Chile y Argentina.

 

 

Rumbo al Gran Glaciar O´Higgins 

Nosotros optamos por la otra alternativa: continuamos viaje a bordo de la “Quetru”, antigua barcaza de la Armada acondicionada, en un viaje que dura un día entero y que cruza el Lago O’Higgins para llegar al Gran Glaciar del mismo nombre, el segundo más grande de Chile con paredes de 80 metros y 3 kilómetros de extensión. Es impresionante, mágico, maravilloso, para disfrutarlo con un buen un wisky con hielos milenarios. Ahora también se puede ir en una nueva embarcación más rápida y para sólo 20 personas: la Caiquén, pertenecientes ambas a la empresa Robinson Crusoe.

 

 

Otras actividades en Villa O’Higgins

La tercera alternativa es quedarse a descubrir y disfrutar las miles de cosas que hay que hacer en Villa O’Higgins y sus alrededores, como visitar las casas de colonos, la capilla del Padre Ronchi, hacer un buen trekking, o aventurarse en una caminata única sobre glaciares. Y es qe Villa O’Higgins es sorprendente, y en todos sus alrededores no es extraño avistar cóndores y huemules como parte del paisaje. ¡Una delicia para los amantes de la fotografía!

 

 

MAS INFORMACION EN:  www.robinsoncrusoe.com, info@robinsoncrusoe.com – Tel:+56 2 2334 1503