Notas y fotografías: Hernán Balbontín y Michelle de Solminihac.

 

Hacía tiempo que el ingeniero civil industrial,  Hernán Balbontín, estudiaba el tema de las religiones. Y en esta búsqueda, se sumó al programa de la agencia de viajes argentina “Viajes del alma para el alma”. Por su parte Michelle de Solminihac, otra entusiasta viajera, nos entregó su pensamiento muy personal. Esta es una síntesis de un viaje basado en los apuntes de dos trotamundos, tras visitar un país cuya guerra contra Estados Unidos conmocionó al mundo.

Porque el inicio de la pacificación vietnamita ha atraído a todo viajero interesado en la historia. Y esta fue una historia dramática que se inició con la participación de Estados Unidos en forma secreta en 1955 y que terminó 30 años más tarde en fracaso con el mundo entero como testigo. De hecho, antes que finalizara la guerra en 1975, habían muerto más de 58 mil soldados norteamericanos, 250 mil tropas de Vietnam del Sur, y sobre un millón de soldados nor-vietnamitas y guerrilleros de Vietcong. En cuanto a civiles, se estima que fallecieron 2 millones de personas, tanto del sur como los del norte, y decenas de miles de sus países vecinos: Laos y Cambodia.

Para muchos vietnamitas fue una brutal guerra civil. Para otros, un capítulo sangriento de una lucha centenaria por su independencia. Para Estados Unidos, el capítulo más polémico después de la Guerra Civil norteamericana. Quienes lo visitan admiran el temple de su gente y comprueban como evoluciona su unificación en un contexto que hizo renacer la esperanza.

 

 

Hernán

Partimos de Ezeiza rumbo a Hanoi, en cuyo casco antiguo no hay ni medio edificio. Porque Vietnam es un país de gente sencilla y austera. Ese es el vietnamita que a mí me encantó. Una persona alegre, servicial, sencilla, una persona cercana. Tú no ves agresión en Vietnam, uno se siente totalmente seguro y toda la gente se trata con bastante amabilidad y respeto. Además todos circulan en moto. Solo la gente muy rica tiene auto porque deben pagar un impuesto alto. Y no hay tacos. Familias completas se trasladan en moto, transportando una cantidad impresionante de cosas. Prácticamente no hay semáforos. Todos andan despacito y nadie se molesta con nada. Tú vas tocando la bocina, pero decentemente. Es un tráfico que se ordena solo.

Michelle

Con 96 millones de habitantes, Vietnam hoy es un país más desarrollado que lo que esperábamos, sobretodo en sus ciudades grandes. Se está construyendo algo en cada rincón, sus casas muy angostas y la altura nos dice de qué tamaño son las familias porque todo tiene que ver con el costo del metro lineal del frontis. Las reglas existen para no ser cumplidas, ciudades donde el caos finalmente tiene su encanto. Hace 20 años eran las bicicletas. Actualmente miles de motonetas salen por todos lados y familias completas con niños pasean felices en lo que es su transporte familiar.

 

 

Hernán

En Sapa, el centro turístico del noroeste -además de ser un lugar muy bonito- están los pueblos originarios. El vietnamita es un pueblo invasor que invadió esta zona hace mil años, la que estaba habitada por otras 50 razas originarias que quedaron relegadas. Y como en todos los lugares, también hay ferias, en que niños vendedores te atosigan, pero en forma simpática: menores de 10 años que trabajan cualquier cantidad y que vienen con mil cosas que traen aquí para vender.

Michelle

En Hanoi, su capital, se disfruta la arquitectura con sus casas bien mantenidas estilo francés; el centro antiguo con sus estrechas calles y barrios que se confunden en el caos del comercio y del tráfico. A pesar de ser un país comunista, la represión no está a la vista. Sin embargo, la pobreza está en todos lados. Es como si el país no tuviera color. Sus muertos están en tumbas, instaladas en el ante-jardín de sus casas, en medio de las plantaciones  de arroz. Siempre en algún lugar privilegiado muy cercano a la familia. Si cambian de casa, se van con sus tumbas.

 

 

Hernán

Conocer las pagodas en plena montaña fue una experiencia extraordinaria. No es que ellas se hayan construído en la roca, sino que es el monte completo. Adentro del cerro hay otros lugares de oración.  Esto porque una pagoda no es un templo, sino un lugar de oración. Tú entras, ves el altar, la figura del Buda y las ofrendas que se dejan. No al Buda, sino a los monjes que se preocupan de cuidar la pagoda porque ellos viven de lo que la gente les proporciona.

Michelle

En Ho Chi Minh -la antigua Saigón, ex capital de Vietnam del Sur- se puede ver la devastadora huella que dejo la guerra de Vietnam. Sin embargo, hay mucho que admirar y dejarse sorprender. Su comida es variada. Tienen una dieta basada en arroz, verduras , pescados y exquisitas frutas. Mezclan especies que dan un sabor especial, sobretodo en los caldos. Múltiples sopas de pescado, mariscos, verduras, siempre con  tallarín de arroz. ¡Muy rica…!

 

 

 

Hernán

De paseo por Sampan, tú ves botes de madera de fondo plano y te impresiona ver como se mueve su población. Es el medio de transporte que se usa en las zonas costeras rurales y que a menudo se utilizan como botes de pesca. Aquí todas las remeras eran mujeres y todas tenían la costumbre de remar con los pies.

Michelle

Un paraíso es Halong Bay, al noreste: un conjunto de islas de piedra caliza, distribuidas en un lugar mágico lleno de vegetación en aguas turquesas. Su gente vive en botes, convertidos en casas. Se recorre también en distintos cruceros. Si, su clima es solo para valientes. El calor y la humedad no dan tregua. El idioma, alejado a todo lo conocido por nosotros. No así su escritura que se puede leer, pero jamás entender.

 

EN CAMBODIA

 

 

Michelle

En el delta del río Mekong está Can Tho, la ciudad vietamita más poblada. Y muy pintoresco es Chau Doc, en la frontera de Vietnam con Cambodia, donde se cruza en lancha por el mismo delta, pasando la aduana en pleno Mekong.

Hernán

Siem Reap es, a su vez, el polo del turismo internacional. Es la antesala de Angkor, sede de sus grandes templos. Como guía, tuvimos a Zatar -en la foto- quien perdió a sus padres y 9 hermanos en el genocidio del Khmer Rouge, período de 4 años en que murió gran parte de la población bajo el régimen de Pol Pot: un comunista agrario que decidió que todos en Phnom Pen se tenían que ir al agro. Y no donde tú quisieras, sino a donde a ti te mandaran. De tal forma que a las familias las dividían. Y cuando cayó el régimen y regresaron, supieron lo que había pasado con el resto de las familias. Y eso fue lo que le pasó a Zatar. Y sin embargo, es una persona alegre, tremendamente alegre. Con toda la importancia que aquí se le da a Buda, el cual en Camboya no es un dios pero, sí, se le tiene mucho respeto. Pero yo a Vietnam, quisiera volver…

 

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COMO LLEGAR
  • Agencia de viajes: www.viajesdelalma.com.ar/ Su propósito: acercar a viajeros de todo el mundo que sientan el llamado interno de recorrer lugares sagrados. Facilitadora del viaje: Ani Bel. Email: info@viajesdelalma.com.ar
  • Aerolínea Buenos Aires/Hanoi: www.turkishairlines.com
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