Este viaje tuvo para nosotros, hermanos, un sentido muy especial. Partimos hacia el Líbano porque queríamos específicamente conocer el pequeño pueblo de Deir-El-Ahmar, de donde llegaron a Chile nuestros abuelos maternos, Simón Yoma y Antonia Amed.

 

 

Ellos nunca regresaron a su lugar de origen, pero nosotros quisimos cerrar el círculo. Sin siquiera tener un dato válido en la mano, le escribí al embajador en Beirut -Pedro Barros- solicitándole ayuda para localizar al alcalde de este pequeño lugar perdido en el mapa libanés. La respuesta me llegó de inmediato del cónsul –Roberto Abu-Eid- quien por email nos advirtió: “Lleguen con cámaras fotográficas porque aquí los esperan 600 primos”.

 

BEIRUT

 

Tras aterrizar y salir de aduana, nos impactó encontrarnos con una multitud de gente cálida, y mujeres cubiertas con mil pañuelos coloridos. “We are your family”, escuchábamos de gente que ni siquiera conocíamos: la simbólica bienvenida que ellos daban su gente que -en los albores de 1900- emigraron al Nuevo Mundo. Decantar sentimientos inesperados nos llevó mucho tiempo. Pero, nos adecuamos al tour que habíamos planificado desde un comienzo. Además de Beirut, conoceríamos Trípoli y Biblos –ciudades históricas que conservan los templos romanos y los santuarios fenicios más antiguos del mundo- para después adentrarnos dos horas al interior al valle de la Bekaa para conocer Deir El-Ahmar, la única comunidad cristiano-maronita, dentro de un sector musulmán-chiita.

 

 

Considerada una de las ciudades más vanguardistas y occidentalizadas del Medio Oriente, Beirut luce rascacielos modernos, grandes mezquitas para la población musulmana e iglesias maronitas u ortodoxas para cristianos. Debido al gran centro financiero que fue hasta los años ´70, se la conoció como la Suiza del Oriente Próximo. Sin embargo, su importancia económica se desintegró con la Guerra Civil libanesa (1975-1990), que destruyó un equilibrio político ejemplar. Precaución que uno debe observar hasta hoy. A mi casi me detienen por tomar fotos a una cuadra del hotel Crown Plaza. Y no es que  fuera territorio militar, sino que estaba próxima a la casa de Rafiq Hariri, el asesinado Primer  Ministro, cuyo culto lo resguarda su partido político. Si bien la policía me obligó a borrar todas mis fotos (ventanas con cortinas al viento que me habían encantado) finalmente me permitieron continuar tomando imágenes: «De aquí  hasta acá», fue el instructivo. Con lo que yo respiré aliviada, mientras escuchaba «Welcome to Lebanon».

 

TRIPOLI

 

Lo que nos cautivó de esta segunda ciudad libanesa –por lo que es famosa- fueron los castillos medievales que levantaron las cruzadas en el siglo XII y su mercado fascinante. De hecho, posee la fortaleza más grande que los cruzados levantaron en el Líbano y el mayor volumen de la arquitectura mameluca después de El Cairo.

 

BAALBEK

 

Un regalo al alma fue este viaje a Baalbek, donde yacen las ruimas romanas mejor conservadas en el mundo. Y lo hicimos acompañados por nuestro embajador y nuestro cónsul, una gentileza imposible de olvidar. Santuario fenicio -dedicado al dios Baal, Júpiter, Mercurio y Venus- en la antigüedad, hoy es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Medio Oriente, descrito entre las obras más audaces de la arquitectura de la antigüedad. Y allí tiene lugar en la acatualidad el famoso Festival que lleva su nombre, con espectáculos teatrales, ópera y conciertos organizados en el marco del gran patio de esta sede monumental.

 

DEIR-EL-AHMAR

 

Y próximo a las ruinas de Balbeck, en pleno valle de la Beqaa, estaba Deir-El-Ahmar. Sin conocer a nadie, la gente del pueblo nos esperaba con un lienzo de bienvenida y la calidez de personas que no nos terminaban de besar (tres veces, tanto hombres como mujeres). Nos lanzaron pétalos de rosas y repicaron las campanas de la iglesia, ofreciéndonos frutas exquisitas, en circunstancias que ellos viven en medio de pura roca. El sacerdote nos invitó a la iglesia para darnos la bendición especial de Santa María de Deir-El-Ahmar, la misma iglesia –nos dijo- donde habían rezado nuestros abuelos. Y en Zahler, a una hora de Deir-El-Ahmar, el gobernador nos ofreció un almuerzo con todos los tipos de comida libanesa, hasta que no hubo espacio para poner más fuentes sobre los manteles. Momento en que el embajador Barros fue gráfico. Al despedirnos, confidenció: “Si yo fuera Yoma, estaría llorando a mares”.

 

A TENER EN MENTE…

  • Para alojar, el Crown Plaza, hotel 5 estrellas ubicado en Hamra Main Street, a 15 minutos del aeropuerto internacional Rafic Hariri. Fundado en 1998 y renovado el 2011: www.crown-plaza-beirut.hotels-beirut.com/en/
  • Beirut posee gran cantidad de locales de vida nocturna (el incandescente joie de vivre que caracteriza a los libaneses que gozan interminables horas de happy hours en bares y restaurantes). Para música en vivo, el Blue Note Café, ubicado en Makhoul Street, en el barrio de Hamra.
  • La Corniche, paseo marítimo en la costanera frente al mar con formaciones naturales de arcos, conocidos como las Rocas de las Palomas. Hermoso lugar para admirar allí una puesta de sol.
  • La Gruta de Jeita, a 20 kms de Beirut, uno de los parajes naturales más impactantes del planeta con cuevas que se adentran 6 kms en la montaña. Lo más representativo del Líbano junto al Monte Líbano y el bosque de Cedros: www.ministryinfo.gov.lb.
  • Tour a Byblos (antiguo puerto romano), Harissa (famosa por su estatua de la Virgen María) y Gruta de Jeita en un solo día desde Beirut: www.viator.com/Lebanon